En busca de ese movimiento frenético que envolvía mis días, pasé la tarde en aquella plaza, donde encontré todo lo que no estaba buscando.

Espera tilcareña, todo es color. Rojos anaranjados y grises verdosos que me sumergen en dudas.

Los cables están minuciosamente atados, como si cada uno dependiera del otro. Como si mi pelo se fundiera en rojos anaranjados y mis ojos en grises verdosos.

Siento que no hice este viaje, siento que este viaje me hizo a mí.


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