Usando como base el texto Escritura(s) de Ramón C., me gustaría aportar mi pequeño grano de arena a este desierto tan insondable que es el lenguaje. El lenguaje es un fenómeno caprichoso, una amalgama de normas que requiere de nuestra constante atención, o si no, éste se despega de nosotros a velocidades vertiginosas, y nos hace parecer extraños.

Modismos que pensábamos que eran atemporales y que ahora se convierten en etiquetas gigantes que dejan en evidencia que hace mucho que perdimos el «tren del lenguaje»; que ya se ha alejado demasiado de nosotros. 

La evolución del lenguaje (o de la escritura, en el caso del texto) es un fenómeno fascinante que refleja la adaptación constante de la manera de comunicar a las necesidades y preferencias de las personas. A lo largo de la historia, hemos presenciado cómo las formas de comunicación escrita se transforman y se adaptan para reflejar la evolución de la sociedad. El lenguaje responde directamente a las necesidades de la sociedad contemporánea. Actualmente, hay pocas personas que no utilicen los medios digitales para comunicarse, de hecho, es bastante posible que a lo largo del día mantengamos conversaciones más largas a través de una pantalla que en persona. Es por esto que se necesitan nuevas maneras de expresar, pues ahora pasamos más tiempo dentro de este mundo, es ahí donde aparecen los emoticonos.

La importancia de los emoticonos radica en su capacidad para transmitir de manera efectiva emociones y matices que a veces resultan difíciles de expresar solo con palabras. En ocasiones, las palabras escritas pueden carecer de tono, expresividad y matices emocionales, lo que puede llevar a malentendidos o a una comunicación poco clara. Aquí es donde los emoticonos entran en juego, ya que nos permiten añadir un componente visual y emocional a nuestras palabras. 

El lenguaje, como dice la Hipótesis Sapir-Worf, configura la cultura por completo. Un uso «x» del lenguaje transforma la cultura que lo engloba de una manera totalmente diferente a si su uso hubiese sido «y». Esto cambia nuestra manera de pensar y de percibir el mundo. 

Un uso del lenguaje más visual, como está pasando con los emoticonos, podría ser indicativo de una sociedad que pasa tanto tiempo en el teléfono que necesita expresar emociones, ya que, como he señalado anteriormente, por texto es mucho más difícil mostrar sarcasmo, indirectas…

Cada cambio ocurrido dentro del lenguaje acaba respondiendo de manera directa a quiénes somos. Es por esto, que creo que es necesario entender cómo nos comunicamos para conocernos mejor a nosotros mismos. Comprender nuestro lenguaje nos ayudará a entender cómo somos y cómo éramos.

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