En vano han sido las ordenanzas, del Rey Alfonso XIII, al que le apodan ´político´, yo no sé nada de esto de la política y monarquía; menos de constituciones. Igual, ellos no son los que aporrean, denostan o (cuando es necesario), desaparecer personas. Solo ordenan. Que otros, en este caso tú y yo, se ensucien las manos.
Nos libramos de la gran guerra, para atascarnos en algo peor… si chavalillo- peor… prefiero morir de un certero disparo en pleno seso, que la lenta agonía de la gripe con los pulmones por estallar.
Pero éstos no entienden, que el Rey ha prohibido toda jarana, toda festividad o procesión. Por salud propia y la de los demás…
Pero mirad, estos vizcaínos no entienden, ni disimulan; hasta acá se escucha la música, y estamos lejos. Seguro celebran los ochomayos.
Ya sabré yo, que ninguna virgen, por antigua o vieja que sea, salva…
Chaval, vamos a pillarlos por sorpresa, de seguro se llevarán un susto del diablo… las ordenes, son despejarlos, que vayan a sus casas…
-Que si se oponen, – ya quisiera que alguno se atreva… mi madero esta limpiecito por falta de uso, ya quisiera machacar como en las revueltas republicanas… ¡chag¡ … ¡chag¡ … ¡chag¡ sonaban los cráneos de esos enjutos insurgentes… solo de recordarlo me hecho a reír.
Y Dios y la Virgen no quieran que alma alguna tosa, ahí mismo le inserto una bala entre cejas…. Si muero por contagio debo cobrar venganza anticipada, eso te lo juro…
La mayoría encerrados en sus casas, acatando la ley. Encerrados, aburridos, rezando para que la gripe no los lleve. Pero aquí para nada, acaso no saben que la enfermedad mata… vaya tozudez.
Que la fortuna quiera que me desquite con muchos. Al final te acostumbras al trabajo y le ganas aprecio. Después, cumpliendo a cabalidad nuestro deber, a dormir tranquilo.
Un consejo chavalillo, apenas se te presente oportunidad cambia de oficio. No te veo madera. Son pocos los que como yo disfrutamos del ejercicio policial, algunos no aguantan y desertan… escúchame bien esto que te digo.
(Justo y en plena plaza de arabatarras, se escuchó, como a todo pulmón)
¡cof, cof, cooof! ¡Ashuuuuu!
Seguido de un trueno estridente característico del disparo…
¡Bum¡ (Certero, entre ceja y ceja.)
- Lo siento superior.
- Chaval, pero obediente… órdenes son órdenes.
Estaba contagiado, todos lo vieron y todos lo escucharon. Ahora, quien fue el oficial Pedro Sánchez, estaba inmóvil, casi sin rostro, machacando el suelo.
Y como si el disparo los volviera inmunes, los vecinos siguieron festejando… ¡Salud!
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