Luego de tocar algunas canciones con mi quena en una de las calles de América del Sur, se acercó un sensible hombre con el poema que había escrito en ese momento…

«El deleite a cuatro vientos
inunda este momento
los silbidos del jilguero
potencian tus manos
angelito de los tiempos
ahora creas un Palacio
que alegra a los hermanos
tu exquisita melodía
emociona al insensible..
Gracias..gracias..gracias
muchachito del espacio
que lo tuyo es un arte
y lo mío homenajearte…»

(Sami a un artista callejero)

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