Podré llegar a la vejez sin haber tenido la oportunidad de tocarte o besarte. Pero eso no me causa frustración porque tendré mis poemas. Yo te amo y con eso puedo morir en paz. A mis nietos no tengo pensado contarles cuentos sinó que leerles mis poemas. Mediante metáforas y fantasías transmitirles amor puro. Que mediante mis historias imaginarias conozcan la cortesía y que en su generación lo mantengan latente, lo mismo del romanticismo. Que comprendan que es posible amar profundamente a pesar que del otro lado recibamos cosas negativas. A mí me enseñaron que en la vida todo se paga con la misma moneda y con la experiencia de ese aprendizaje, puedo decir que eso es angustiante. A un rechazo, bofetada, infidelidad o abandono, se puede devolver con amabilidad. Ser mala persona conlleva un peso demasiado pesado y frustrante, en cambio, ser buenos es muy gratificante. Por eso, cuando sea anciano y a pesar de no tener a mi dulce amada al lado mío, por la que habré pasado prácticamente toda mi vida enamorado, si aún conservo mis poemas, todo estará bien. Con palabras que salen de mi alma, tendré el privilegio de formar parte de la crianza de mis nietos y eso, será fascinante. En mis poemas hablo de mi amada, no son vulgares ni eróticos. En ellos hablo de un hombre que fue sometido a un mundo cruel y morboso, pero que jamás perdió la inocencia de su infancia. Yo siempre esperaré por mi dulce amada, y si no llega, sé que todo lo que escribo no es en vano, servirán de ejemplos a seguir para mis nietos. La vida siempre nos dará duros golpes y no se trata de levantarnos furiosos y devolver esos golpes. La fortaleza, gratitud y beneficio está en ponernos de pie, con una sonrisa brindando una caricia hasta que la vida misma se quede sin fuerzas.
La gran prueba de ello, sería yo. Si tengo la oportunidad de estar con mis nietos, leyendoles mis poemas, será porque triunfé en la vida. En mis versos procuraré reflejar que el amar es esencial para la felicidad propia.
Ese anciano a pesar de haber vivido en un infierno, a las llamas las mantuvo apagadas, gracias al amor. ¿Alguien ya se preguntó, por qué existe el infierno? Porque su creador no sabe lo que es amar. El demonio nos tienta y muchos caen, no saben o por cobardía no quieren comprender que fácilmente puede ser exterminado, porque no puede contrarrestar a lo que desconoce…
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