Molly se había unido en la mesa con Lord Henderson y el resto, se encontraban apartados de las pocas personas que se hallaban en el lugar, la mesa que se mantenía apartada para ellos se encontraba casi hasta el fondo, cerca del escenario, y una puerta secundaria, que daba a campo abierto, además de que todos estaban absortos en sus propios asuntos, pero aun así hablaban con mucha discreción.
– Me extraña que hayas traído a los niños al gremio, te niegas terminantemente a su presencia aquí – le replicó Molly.
– Sabes las razones Molly – respondió Lord Henderson -, debemos mantener protegida a Lucy, si nuestras sospechas son ciertas, en cualquier momento ellos podrían regresar por ella.
– Por eso mismo hombre, aquí en el gremio somos más, por lo que podemos brindarle más protección – replicaba Ed.
– Y eso es aún peor, muchas personas entran y salen de aquí, y no se puede evitar, al contrario del castillo, donde todo está más controlado – Jefe Topo dijo aquellas palabras con orgullo –, la niña debe estar bajo estricta vigilancia, y de eso nos encargamos nosotros.
– Entonces deberías dejar que envíe más guardias, todo el mundo sabe que tu resguardas a los hijos de los Gómez en el castillo – insistía Molly.
Todos estaban preocupados por la seguridad de Lucy, creían que era una niña mencionada en una antigua profecía de la época de la princesa escarlata, y por eso habían atacado a sus padres años atrás, esa era la razón por la que Lord Henderson se los llevó al castillo donde los tenía bajo vigilancia, y solo salían acompañados de tlaminis de mucha confianza, o él mismo.
Karen y Gildarts se unieron a la conversación en la mesa, e informaron de la ubicación de los niños.
– Parece que se llevan bien – dijo Gildarts aliviado -, me preocupa la situación, ya que Wade solo convive con Jo y tus hijos Molly, y no es queja, pero Nate y los demás son más cercanos en edad.
– Yo comprendo perfectamente Gildarts – le dijo Molly a los recién llegados –, a mí también me agrada la idea de que tenga más compañía de su edad.
– ¿Ya no regresará a la escuela? – preguntó Jefe Topo.
– No veo la necesidad de que lo haga, aquí aprende todo lo que necesita con Alby, Lara también lo ayuda mucho, y podemos mantenerlo vigilado – respondió Karen.
Wade tenía problemas para poder convivir con otros niños, sus actitudes no siempre eran aceptadas, y tenía problemas para comunicarse y expresarse, por lo que, después de que Tom y Lucy se alejaran, prácticamente solo tenía por amigos a Jo, Lara, Fred y Gael, pero eran mucho mayores, ellos ya eran unos adolescentes, que estaban por entrar a la vida adulta; no era fácil para los demás que lo comprendieran y entendieran, para todos su comportamiento era extraño, por lo que era molestado constantemente en la escuela, Jo solía defenderlo, incluso llegó a meterse en problemas en un par de ocasiones, así que cuando ella terminó la escuela, Karen decidió que no tenía por qué continuar estudiando en la ciudad, y lo mantenía en el gremio y en casa la mayor parte del tiempo.
– Podrían llevarlo al castillo, recuerda que Marie les da clases a los niños, podría ser bueno que estudie con ellos – ofreció Lord Henderson.
– Tal vez sea una buena idea, pero ya tiene su rutina establecida, veremos si hay oportunidad de que se adapte una vez más – respondió Karen.
A Wade no le gustaban los cambios en su día a día, y tenía poco más de un año que había salido de la escuela, por lo que otro cambio repentino podía no ser buena idea, y su madre prefería tenerlo cerca, esa era la principal razón por la que ella y su esposo se habían convertido en los principales refuerzos para Ed en la enseñanza del gremio, de esa manera no tenían tanta necesidad de viajar.
Mientras tanto, en la biblioteca Wade mostraba el lugar donde generalmente pasaba el tiempo, era una mesa llena de libros de biología, especialmente de animales, cada vez que sus amigos llegaban, se encontraban con más libros sobre esa mesa. La mayoría contenían separadores y diferentes notas escritas a mano. Lucy tomo el que se encontraba más cerca de ella, llamado Cachorros de Iztlan, era un libro delgado, con páginas grandes, cada dos páginas, o cuatro en algunas ocasiones, estaban dedicadas a una especie distinta, contenían grandes y hermosas ilustraciones, con algunos párrafos de información relevante.
– Ese es un libro donde se describen las características de algunas especies de animales al nacer, como lo son alimentación, tamaño, adaptación a su entorno, entre algunos otros aspectos.
– Las ilustraciones son muy bonitas – Lucy tenía el libro abierto en la página donde se encontraba la imagen de un cachorro de lobo.
– Ese es un Canis lupus baileyi, conocido normalmente como lobo de Iztlan, es un mamífero carnívoro, que habita en gran parte del país, incluyendo las cordilleras del sur del estado y hasta las zonas desérticas del sur.
Lucy escuchaba atentamente a Wade, quien parecía saber de memoria la mayor parte del libro, después del cachorro de lobo, supo mencionar varias especies más, mientras Nate y Tom, se miraban extrañados, preguntándose como es que podía recordar todo eso. Jo se acercó a ellos y les habló calmadamente para que los otros dos no pudieran escucharlos.
– A Wade le gustan mucho los animales, por lo que no le es difícil memorizar todo lo que tenga que ver con ellos.
– ¿Pero cómo es que puede recordarlo todo? – preguntó Nate desconcertado.
– No lo sé, simplemente puede hacerlo.
Wade sabía la localización de la mayoría de los libros, básicamente se había convertido en el encargado, y mantenía todo en estricto orden, aunque en parte no era tan difícil ya que no era visitada por muchas otras personas además de él, Lara y Alby; la biblioteca era bastante amplia, aunque no tanto como la que tenían en el castillo, que tenía un área considerablemente mayor, y además eran dos pisos, que estaban llenos de libros. Por lo que lo animaron a que convenciera a sus padres de llevarlo al castillo donde seguramente encontraría muchos libros de interés.
– A mi mamá no le gusta que este fuera del gremio o de casa, pero trataré de convencerla.
– Te aseguro que te encantará, y Marie debe de saber algunas cosas también, ella estudia mucho – le dijo Tom.
– ¿La hermana de Alby? – preguntó Wade.
– Así es – le respondió Jo -, ambos llegaron al castillo hace muchos años, desde entonces ella no ha salido nunca del castillo, y Alby vino al gremio porque Molly necesitaba ayuda.
– Jamás me había puesto a pensar en eso – intervino Lucy pensativa –, nosotros casi no salimos porque tío Ryan no lo permite, pero Marie ni siquiera muestra interés en querer salir.
– Tienes razón, desde que tengo memoria Marie está en el castillo y jamás he visto que salga – dijo Nate, tratando de recordar si alguna vez había visto a su maestra más allá de la puerta.
– ¿Se habrá aburrido del mundo? – preguntó Tom, que se mostraba menos preocupado que los demás.
– No creo que esa sea la razón – contestó Jo –, pero cuando le preguntamos a Alby no quiso decirnos, y se veía algo incómodo, o triste con el asunto, así que no hemos querido insistir.
Pasaron un largo rato en la biblioteca, Wade seguía hablando de animales, y saco algunos libros más para poder seguir explicando lo que sabía a sus amigas, parecía que hablando de ellos se mostraba más abierto, por lo que Lucy seguía preguntando, Jo estaba con ellos, mientras que Nate y Tom encontraron algunas historietas y se entretuvieron en ellas, hasta que llegó la hora de comer, Tom comenzaba a quejarse de que tenía hambre, pero antes de salir Wade insistió en que todos los libros debían colocarse en su lugar, así que se apresuraron, al terminar salieron de la biblioteca, y cuando iban en camino al gran salón, se encontraron a Ed, en el patio central.
– No le entiendo, ¿cómo es que puedes hacerme esto a mí? Te he puesto en uno de los mejores lugares del patio, te da suficiente sol, te puse en una buena maceta, y tienes buena tierra, así que más te vale que cumplas lo que prometiste.
Le estaba hablando muy seriamente a una planta, de gruesas ramas, cubiertas de gruesas espinas, y solo hasta el final de cada rama poseía un puñado de hojas, Nate, Tom y Lucy se quedaron observando un momento la escena, ya que no comprendían porque le estaba hablando de esa manera a algo que no le podía contestar, mientras que para Jo y Wade esa era una escena bastante familiar.
– ¿Sabe que le está gritando a una planta? – le susurró Lucy a Jo.
– No estoy segura – le contestó –, nadie lo está.
– Niños, ¿qué es lo que están haciendo? – Ed se percató de que estaban ahí, y entonces se acercaron.
– Estábamos viendo como le gritas a la pobre planta ¿qué es lo que te hizo? – le pregunto Jo.
– La compré en mi última visita a mi hermana, y tenía unas hermosas flores rojas, se llama corona de espinas, pero desde que llegó a este lugar no ha dado una sola flor.
– Tal vez es el clima, tu hermana vive en un lugar mucho más cálido.
– No me vengas con eso, el señor me dijo que no debía de haber problema, que en este clima también se adapta fácilmente.
– Tal vez solo le hace falta algo de abono o fertilizante – añadió Wade.
– Tampoco es eso, he hecho todo lo humanamente posible, y aun así se resiste.
Ed se cruzó de brazos mientras veía la planta, y después de unos momentos de silencio, en el que ninguno de los niños sabía que decir, o si era seguro moverse, por fin se convenció de que otro día arreglaría sus asuntos pendientes con la planta, y los llevó dentro del comedor. Todos se acomodaron en una mesa junto a la que se encontraban Lord Henderson y los demás, y se les unieron los hijos de Molly, Lara, Fred y Gael.
Lara era casi dos años mayor que Jo, mientras que Fred tenía la misma edad, habían sido compañeros en la escuela, se volvieron amigos cercanos muy rápido, y pasaban todo el tiempo juntos, así que con el tiempo comenzó a llevarla al gremio, sin ningún impedimento por parte de la familia de la joven, a pesar de la lejanía. Por último, Gael era un año menor que su hermano, y siempre lo seguía, era quien se encargaba de que no se metieran demasiado en problemas, ya que tenía más sentido común y cordura. Los tres hermanos Johnson eran muy parecidos, tenían el mismo cabello rizado, la cara redonda, y los ojos cafés, Fred y Gael parecían gemelos, y la poca diferencia de edad ayudaba a la confusión.
– Creo que vamos a tener que reservar dos mesas Ryan – le dijo Molly mientras Ed acomodaba a los niños en la mesa.
– Y eso que ahora no vienen Blair, Jack y Emy – añadió Jefe Topo.
– ¿Emy? – preguntó Karen.
– Es la hija de Pettygrew, tiene la edad de Tom – le respondió Lord Henderson.
– Ya recuerdo, tiene algunos años que no la veo, ni a su padre, ni siquiera por que estamos tan cerca.
– Aun así, dudo que vengan, la institutriz de Blair jamás la dejaría poner un pie aquí, y si ella no viene, dudo mucho que Emy lo haga – intervino Lord Ryan.
– Esa mujer siempre tiene una expresión de indignación en la cara – dijo Molly, recordando algunos malos encuentros en el castillo.
La comida llegó a la mesa, y Karen observaba como su hijo convivía con los demás, parecía un poco distante, pero se veía cómodo y feliz.
Era tarde y Jo iba llegando a la casa de sus padres junto con Fred, quien solía acompañarla para que no hiciera el trayecto sola, era un pueblo no muy lejos de la ciudad, pero podía ser peligroso recorrer los caminos de noche, y el trayecto que no podía realizarse a pie, por lo que iban sobre un corcel de pelo cobrizo. Molly los enviaba a caballo para que fuera más rápido y seguro, pero ellos preferían hacer parte del camino de ida a pie para poder tener más tiempo juntos. La granja de sus padres se encontraba al final del camino que llevaba a la ciudad, del otro lado del que llevaba hacia el norte del estado
Sus padres los observaban desde dentro, con altas expectativas, era el hijo de la líder del gremio quien solía acompañarla, estaban seguros de que eso terminaría en un matrimonio que los beneficiaría.
– Estoy segura de que esto terminará justo como lo planeamos, en solo pocos años ellos se casarán – era su madre quien más esperanzas tenía, esa era la única razón por la cual había permitido por tantos años que su hija pasara las tardes en el gremio, un buen matrimonio –. Te lo digo hombre, este arroz ya se coció.
– Más te vale que sea cierto mujer, esa niña ha pasado las tardes de holgazana en el gremio, en vez de aprender a ser una buena esposa ¿qué va a pasar si al final del día no se concreta un matrimonio? ¿quién diablos va a aceptar a una mujer que no sabe cocinar y fregar los pisos? – su padre se mostraba escéptico ante la idea, siempre pensó que era mejor tenerla en la casa y enseñarle a mantener una casa limpia y ordenada.
– Eso es lo de menos para ellos, siendo la esposa del próximo líder del gremio no tendrá por qué hacer todo eso y, además, somos sus padres, deberán entregarnos una buena cantidad de dinero, por lo menos cada mes.
Su madre hacia planes a fututo, desde que su hija comenzó su amistad con los hijos de la líder del gremio, creó escenarios en su cabeza, donde se veían beneficiados, y ahora que veía sus predicciones tan cerca de cumplirse no podía hacer otra cosa que regodearse en su buena fortuna, sin tener idea de los verdaderos planes de su hija, y de cómo su futuro no contaría con ninguna de esas promesas que se había hecho a sí misma.
Mientras tanto, un par de jóvenes hablaban acerca de su futuro, siendo una lástima, ya que habían decidido tomar caminos separados, a pesar del gran cariño que se tenían.
– Y supongo que ya le has dicho a tus padres acerca de tu decisión ¿cierto? – le dijo Fred con tono irónico.
– Claro, tanto como tú has hablado con tus padres – Jo le respondió con la misma ironía.
– No es como si fuera a ser tan fácil, no quiero romper el corazón de mi madre.
– Molly es la mujer más fuerte que conozco, no va a desmoronarse solo porque el torpe de su hijo va a irse lejos – Fred, no le respondió, solo hizo un gesto en señal de duda -, bueno, sus dos torpes hijos.
– Escucha, hagamos una promesa el día en que yo hable con mis papás, tu deberás hacer lo mismo – le dijo estás palabras mientras tomaba su mano, y con la otra señalaba su casa.
– Ese día se desatará toda la furia del Yauhco en mi casa – Jo volteó hacia el corcel y señalándolo le preguntó – ¿podrías prestarme tu caballo ese día para poder huir más rápido?
– ¿Y yo soy el torpe? – se acercó delicadamente a ella hasta besar su cabeza – te veré mañana.
Después de eso montó el caballo y se fue rápidamente en dirección al gremio, mientras Johanna lo veía alejarse, pensando en el día en que lo vería irse definitivamente.
Blair estaba en su vespertina clase de bordado en la sala de té, su institutriz había escogido esa habitación para sus clases, a pesar de la falta de luz natural y el frío, porque tenía una hermosa vista hacia el lago, y la montaña nevada que se encontraban en el norte, pero como siempre, Blair no observaba el paisaje desde la ventana, sino la práctica de los demás con Jefe Topo, ahora cuatro de sus amigos se encontraban entrenando por las tardes, con Lucy y Jack con ellos, solo Emy y ella estaban fuera de la actividad, a veces se sentía un poco apartada de ellos por esa razón, días antes lo había platicado con su amiga, pero ella parecía estar bien con la situación, ya que de todas formas, ella practicaba magia con su papá.
Su institutriz, por su cuenta, estaba notablemente feliz, faltaban pocos días para la fiesta de compromiso de su hermano, y lo veía como la oportunidad perfecta para que ellas regresaran de manera definitiva al castillo Dumont.
– Señorita Blair, debe recordar todo lo que ha aprendido bajo mis instrucciones, todo debe de ser perfecto, será la oportunidad perfecta – hablaba y hablaba sin despegar los ojos del bordado –, debe mostrar los modales perfectos, debe de ser la dama de sociedad perfecta.
Los días siguientes no hacía más que hablar al respecto, en el desayuno, la comida, la cena, todo era en torno a la fiesta de compromiso, hasta que por fin llegó el tan ansiado día, Lady y Lord Henderson, Nate, Blair y su institutriz partieron al castillo Dumont. Jefe Topo había solicitado un par de tlaminis y magos para resguardar su seguridad, pero lo que era realmente importante era proteger a Tom y Lucy.
Tras mucho insistir, Molly logró que Lord Henderson los dejara quedarse en el gremio, estarían resguardados por Fred y Gael, y no saldrían del gremio. Lord Henderson hubiera preferido llevarlos, pero no parecía que fueran bien recibidos en el castillo Dumont, y la institutriz se hubiera escandalizado con la sola propuesta, así que dejarlos en el gremio parecía la mejor opción.
El carruaje en el que iban los hermanos Gómez llegó muy temprano al gremio, ya que habían salido del castillo a la misma hora que los demás, a pesar de sus réplicas, ambos estaban más dormidos que despiertos, pero cuando se dieron cuenta de que ya se encontraban en el gremio se despabilaron de inmediato.
– Lucy ya llegamos – Tom despertó a su hermana.
Lucy despertó y vio el gremio acercarse cada vez más, estaban muy emocionados por pasar unos días en el gremio, después de todo los primeros años de sus vidas la pasaban en ese lugar debido al trabajo de sus padres, Tom tenía algunas memorias, pero para Lucy era más difícil recordar aquella época.
– Hermano, ¿crees que el tío Ryan nos deje venir más seguido al gremio? Extraño mucho estar aquí.
– No lo sé, pero no te preocupes, entrenaremos mucho y cuando nos convirtamos en tlaminis podremos pasar todo el tiempo aquí, como papá y mamá.
A Lucy le gustaba la idea de convertirse en tlamini, Lord Henderson y Jefe Topo les contaban muchas historias de cuando eran jóvenes y cazaban youallis, sus padres, los Johnson, los Torres y Helena Collins también formaban parte de las aventuras, se consideraba como una época de esplendor para el gremio, siempre ganaban la carrera del Yauhco, y tenían fama de ser los mejores tlaminis del país. Era una lástima que, de aquella época, ya solo quedarán los Torres en servicio, Lord Henderson tuvo que cumplir sus deberes como gobernador, y Jefe Topo hacía de su guardaespaldas, Helena Collins se había ido desde antes que Lucy naciera, Molly y Ed se encargaban del gremio y sus padres habían muerto.
– Hola ¿cómo están? – Fred y Gael se encargaron de recibirlos, el cuidarlos era considerada una misión oficial del gremio, así que se lo estaban tomando con seriedad.
– Hola Fred, hola, Gael – Lucy los saludó con alegría, pero, como ocurrió durante su última visita al gremio, una banda de perros se adelantó a saludarlos por lo que nos los dejaron pasar fácilmente.
– Ya, ya, basta – por alguna extraña razón Fred logró calmarlos rápidamente a diferencia de su padre.
– Vamos adentro, ¿quieren desayunar? – Gael llegó a ayudarlos con su equipaje y se fueron adentró –, le pedimos a Gabo que preparará algo especial para ustedes.
Era muy temprano y el gran salón estaba casi vacío, ellos se sentaron en la mesa más próxima a la barra y esperaron a que les llevaran el desayuno, pasaron el resto de la mañana en el lugar, mientras veían salir y entrar personas, observaron al repartidor entregando paquetes, cartas y un montón de periódicos y revistas que se dejaban en la entrada para todo aquel que deseara enterarse de las últimas noticas del reino. Había dos periódicos que se publicaban a nivel nacional, algunos más a nivel estatal y local, además de las revistas que publicaban sobre diferentes asuntos, pero al gremio obviamente solo llegaban las relacionadas con los tlaminis, revistas que se encargaban de difundir historias, entrevistas y artículos sobre ellos, especialmente sobre aquellos que ganaban renombre por los youallis que capturaban o que mandaban de regreso al Yauhco, o cuando ganaban la carrera del Yauhco que se realizaba cada año en junio.
Los tlaminis causaban gran admiración entre la población, no solo eran los principales protectores del país, sino que poseían magia especial, estrechamente relacionada con el Yauhco, la dimensión oscura ligada a su realidad, y hogar de los youallis, criaturas, que en su mayoría eran parecidos a animales, y que se decía, eran nacidos de los pecados y crímenes cometidos por las personas, conocidos como youallis originales, y cuyo único cometido era tomar las almas de las personas para llevarlas al Yauhco, cuando eso pasaba se les llamaba youallis mundanos, para lograrlo, salían de puertas conocidas como fracturas, que al abrirse causaban un estruendo, parecido a un trueno; finalmente, se le conocía como youallis salvajes a todos aquellos que no estaban bajo el mando de un tlamini, y vagaban libremente.
No se podía conocer el lugar en que aparecería una fractura, ni de que tamaño, el tiempo que tardaría abierta, o cuantos youallis podrían salir de ella, por esa razón los tlaminis viajaban constantemente, para asegurarse de que no causaran problemas, ya que las fracturas se abrían principalmente en campo abierto, las que se abrían en ciudades o edificios eran muy escasas, debido a la estrecha conexión de la magia con la naturaleza. Aun así, la mayoría de las ciudades y pueblos estaban protegidos por los kakyums, artefactos en forma de lámparas que contenían un hechizo que ayudaba a evitar la aparición de fracturas, pero no garantizaba la protección al cien por ciento, y aún quedaba el proteger los caminos y los lugares alejados. Además, se limitaba el uso de magia, se tenía la creencia de que las grandes concentraciones de magia atraían la desgracia, es decir, abrían fracturas, por lo que su enseñanza y uso era muy controlado,
Es por eso por lo que se les nombró tlaminis, ya que, en el antiguo lenguaje, significaba “cazador de bestias”, haciendo alusión a su deber, que era cazar a toda aquella criatura que saliera del Yauhco, aunque su cercanía con él les ofrecía algunas ventajas, podían utilizar magia que les permitía transportar objetos de un lado a otro, utilizada principalmente para sus armas, y enviar mensajes, además de poder poner bajo su servicio a youallis, que se encontraran con su alma en el Yauhco, entonces a esos youallis se les conocía como tonahuales.
Los hermanos vieron a Molly y Ed solo un rato, ya que ellos por las mañanas estaban muy ocupados, ella con asignación de misiones, papeleo, la administración del gremio, y otros asuntos, mientras que Ed se dedicaba a entrenar a los novatos que llegaban con la aspiración de convertirse en miembros del gremio, ya fuera como magos o tlaminis, generalmente llegaban entre los 15 y 18 años, después de haber concluido la escuela básica o la universidad; debían cumplir un periodo de prueba de un año para magos, y dos para tlaminis, Ed era el principal encargado del entrenamiento, acompañado de varios otros tlaminis, pero Molly estaba supervisando constantemente, se habían convertido en un gran equipo con el paso de los años.
– Lara, ¿vendrá Johanna el día de hoy? – Tom y Lucy habían ido a observar el entrenamiento de Ed, pero se decepcionaron al no ver a Johanna.
– ¿Jo? Ella generalmente llega más tarde, después de la hora de comer.
– ¿Ella no entrena con los demás? – pregunto Lucy.
– No, ella siempre ha recibido un entrenamiento especial por parte de mi papá, ella era nuestra compañera de escuela, y comenzó a entrenar por las tardes junto con nosotros.
– Lara ¿tú sigues entrenando? ¿te convertirás en tlamini? – Lucy se emocionaba ante la idea de mujeres tlaminis.
– Aún no le he decidido, recibí el entrenamiento, y no creo tener problemas en pasar las pruebas de mi papá – Lara se quedó pensativa un par de segundos –, pero es una decisión importante, y aún tengo bastante tiempo para decidir.
Molly y Ed tenían razón, su hija tenía un gran talento para la magia, pero ser tlamini requería de habilidades que no creía poseer, era muy feliz en el gremio, era su hogar, donde pasaba todos los días, y estaba feliz con ayudar a su madre con todos los asuntos del gremio, y como tlamini tendría que pasar temporadas fuera, esa era su principal labor, por lo que su corazón se afligía al pensar en que se alejaría de su hogar.
Por la tarde Jo llegó alegremente, Tom y Lucy notaron que llevaba ropa diferente a otras ocasiones, iba vestida como una campesina, y no con la ropa con la que usualmente entrenaba y la habían visto con anterioridad. Ella los vio a la distancia estaban con Fred y Gael y se acercó a ellos, se habían mantenido en la misma mesa toda la mañana, ni siquiera habían ido con Wade por estarla esperando, y porque a Tom no le agradaba tanto la idea de pasar mucho tiempo en la biblioteca, tomando en cuenta de que tenían unos días libres sin clases.
– Hola Johanna, ¿adivina qué? Pasaremos unos días en el gremio – Lucy fue la primera en saludarla.
– Que sorpresa ¿y donde esta Nate? Creía que eran inseparables.
– Él y Blair se fueron al castillo Dumont junto con nuestros tíos, será la fiesta de compromiso del primogénito de los Dumont, hermano mayor de Blair, por eso viajaron algunos días hasta Calitenco – contestó Tom.
– Con que pronto se casará el primogénito de los Dumont, supongo que la muñequita de porcelana debe sentirse muy feliz en un evento de esa categoría – les decía mientras se sentaba.
– No deberías expresarte de esa manera de ellos, pertenecen a una familia muy importante – Fred reprendió a Jo al ver la forma en que se expresaba.
– Tampoco es como si les importará la opinión de personas tan comunes como nosotros – respondió Jo con fastidio.
– Blair es nuestra amiga – Tom se puso a la defensiva para defender a Blair.
– Jo, porque no vamos a entrenar de una vez, anda vamos – antes de que las cosas empeoraran Fred se la llevó.
– No le hagan mucho caso, a veces no sabe lo que dice – Gael se quedó para calmar a Tom y Lucy.
– Pero Blair no le ha hecho nada, solo se han visto una vez – Lucy estaba confundida ante la situación, no entendía como Jo pudo juzgar a Blair sin conocerla.
– Es complicado, a veces es difícil entender a personas que son diferentes, lo único que hace falta es que Jo y Blair se conozcan más, eso es todo.
Tom y Lucy siguieron sin comprender la situación, pero decidieron hacer caso a las palabras de Gael. Pasaron la tarde y el resto de los días en el gremio, observaban el entrenamiento de sus amigos, y se quedaron en casa de los Johnson, todo les llevaba un aire de nostalgia, como decía Jefe Topo, el gremio no cambiaba con el paso de los años, por lo que la sensación de pertenencia hacia aquel lugar inundaba sus corazones. El olor de la comida que se preparaba en la cocina, las risas y las pláticas de las personas, la calidez del lugar los abrazaba con nostalgia.
Ambos pidieron ir a la casa de sus padres, pero se les fue negado, Molly pensaba que eran muy pequeños como para enfrentarse a su hogar y lo que implicaba, ella y Ryan habían acordado llevarlos hasta que fueran mayores y tuvieran más madurez, y pudieran decirles la verdad de todo lo que había pasado con ellos, y por qué estaban tan celosamente protegidos en el castillo, ya que, hasta ese entonces, solo se les había dicho que habían tenido un accidente, y no habían recibido más explicaciones.
Los únicos que se habían quedado en el castillo fueron Jack y Emy, que no estaban acostumbrados a la soledad, cuando sus amigos iban al gremio por la tarde, se entretenían con deberes en el castillo, o practicando magia con Pettygrew, pero en esa ocasión el tiempo parecía ir en su contra, y Susan los encontró sentados en el patio de entrenamiento, admirando el paisaje, sin verlo.
– ¿Qué les sucede? – les preguntó Susan.
– Estamos aburridos – respondió su hijo.
– Bueno, suena lógico si no tienes a Lucy a un lado dándote ideas.
– Pero es que no es solo eso – le dijo Emy -, el castillo está muy vacío.
– Es normal que extrañen a sus amigos, pero solo serán unos días – respondió Susan.
– Parecen una eternidad, apenas va un día – insistió Jack.
Es muy importante la seguridad de Lucy, insistió Lord Henderson, todos estaban preocupados por lo que pudiera suceder aquellos días, principal razón por la que no permanecerían más tiempo del estrictamente necesario en Calitenco, y por la que no permitieron que Jack y Emy estuvieran en el gremio, a pesar de la insistencia de los niños.
Susan era quien más ajena era a la situación que se vivía, había presenciado la precipitada salida de Lord Henderson y Jefe Topo hacia una batalla en el valle del Yauhco casi 14 años antes, no sabía mucho de los enemigos a los que se habían enfrentado, ni las razones, y tampoco conocía demasiados detalles sobre la muerte de los padres de Tom y Lucy, solo sabía que habían sido las mismas personas, y que se esperaba su regreso tarde o temprano.
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