Hazte fama y échate a dormir

Hazte fama y échate a dormir

Lina

02/11/2022

“Tenía 27 años y fue el inicio de una carrera exitosa”, dijo kid Pambelé a El Universal. Antonio Cervantes alcanzó la gloria tras noquear en 10 asaltos a Alfonso ‘Pepermint’ Frazer en la división del peso welter junior (140 libras) de la AMB en Panamá, consiguiendo un título mundial de boxeo para Colombia.

Después de ese 28 de octubre de 1972, cuando Kid Pambelé ganó el título, su vida se volvió de dominio público para la prensa. El Universal lo fotografiaba en una notaría de Cartagena, cuando firmaba las escrituras de tres residencias que había adquirido de un solo golpe, El Heraldo lo descubría en el aeropuerto de Barranquilla besando a una linda rubia, El Espacio lo situaba en primera plana apretando por la cintura a una azafata, el titular “¡Pillado!”, escribe Alberto Salcedo Ramos en su libro “El oro y la oscuridad: la vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé” y es que una figura de tal importancia, no podía esperar menos que cientos de obras hablando sobre su trayectoria y por supuesto una canción escrita por el mismísimo Carlos Vives. A Kid Pambelé parecía no importarle todo lo que se dijera de él, con tal de que estuviera en el ojo del público y quizá ese fue el motivo que mandó su carrera por el barranco.

Lejos de enfocarme en su relación con la drogadicción y como esta lo llevó a sus 49 años a protagonizar un gran escándalo mediático, cuando frente a una multitud de periodistas que transmitían para televisión nacional en el Hospital San Pablo de Cartagena, el boxeador golpeaba la pared y gritaba: “Ayúdenme”, luego se sentó en la camilla y se derrumbó en llanto, todo el país quedo pasmado frente a tal escena. Innegablemente estaba consumido por la desesperación que radicaba en su necesidad de atención.

Kid Pambelé volvió a ser portada en los diarios, pero esta vez, no por haber conseguido un gran titulo para Colombia sino porque el alcohol y las drogas le arrebataron el sueño a aquel joven limpiabotas de San Basilio de Palenque, a mi gusto, un poco romantizada la cuestión.

En una entrevista para Canal Telecaribe, Cervantes dijo: “El dinero no me hizo daño, sino que me metí por el mal camino, las malas amistades, las mujeres y uno sigue por ese camino, eso fue lo que me sucedió a mí […] tantas personas vociferando mi nombre y tantos medios detrás de mi que se me nubló la vista, no quería desaparecer de ahí” con estas declaraciones el exboxeador deja más que claro que su intención nunca ha sido esfumarse del ojo de los medios por una cuestión de “fama”, si se le puede llamar, el ego que alimentaba a tal fenómeno del boxeo era tan grande, que como él mismo lo llama, nubló. Nubló toda intención de seguir con una carrera deportiva, al estar inmerso en las drogas y presentar recaídas seguía siendo de interés para los medios, cosa que mantenía viva la necesidad de recibir atención sin importar el motivo. No estoy negando que su paso por la drogadicción incidió en que su carrera deportiva terminara, pero su necesidad en que la personas aún recuerden quién es Kid Pambelé pudo más.

Ya se ha escuchado bastante de grandes figuras que han alcanzado la gloria y el cariño de su público pero que lo han perdido todo por una serie de malas decisiones (entre las cuales la drogadicción en muy recurrente) y bueno, no está mal, todo el tiempo estamos persiguiendo nuestros “cinco minutos de fama” y quien la alcanza quiere permanecer en ella a como de lugar, porque ¿A quien no le gusta ser recordado? Sin duda alguna, Kid Pambelé lo será por siempre, para unos como el más grande boxeador de todos los tiempos y para otros como el tipo que alcanzó la fama y la perdió. Por eso, como dicen por ahí hazte fama y échate a dormir…

Etiquetas: boxeo historia pambele vida

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