hoy viajé a mi infancia, sentí el golpe de aire fresco que produce el galope en aquel caballo de madera, me enfundé en el gallardo uniforme del valiente soldado, y desfilé en mi colonia, casi enloquezco cuando por primera vez fui al cine, no salia de mi asombro al ver una t.v de ese tamaño y dentro de ella muchos caballos y señores con vestimenta mágica, con el tiempo supe que los llaman vaqueros, hoy usé ese boleto perenne con el que nacemos, en donde solo necesitamos el poder de la imaginación
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