Mi primer trabajo.

Años 70-80, diez años para poder salir de mi capullo «entorno familiar». Muy difícil dejar un pueblo tan bello y aislado de mi Colombia. Llegué a la capital, primero amparada por la familia, a una casa, lo que ahora sería un Airbnb de aquella época, mujeres a un lado, hombres al otro. Empezar a buscar en mi la Ligia adulta, que no quería aflorar, por miedos e inseguridades. La cosa era sobrevivir en un entorno nuevo, buscar un trabajo, con expectativas en todo lo que es el arte. Me conecto con mi primer trabajo en un taller de alta costura, cuyo dueño era un diseñador de ropa de hombre, más que un trabajo, era aprender, una forma de realizar prendas muy pulidas, me encantaba la idea, la mayoría de los que estábamos allí eran hombres. Un día llegó el jefe muy alterado y dijo que no quería mujeres en su taller, que el olor de las mujeres no le gustaba, salí…

En silencio, no había nada que preguntar, se entendía la situación, era evidente.. Así que me fui a buscar trabajo a él ballet folclórico de Jaime Orozco y allí fui aceptada; con decir que me escogió para bailar con El un joropo. Fue muy emocionante, una cosa llevó a la otra. Espero esté feliz con todos sus hombres.