Muchas veces he visto ese lugar, en sueños. Nunca lo he visitado ¿o tal vez sí, en un momento de mi vida que soy incapaz de recordar? Es un lugar que me atrae como un potente imán, sin acertar a saber por qué. Una necesidad la que me lleva, in extremis, a recorrer esa larga carretera que parece no tener fin. La que me conduce, atravesando la gran puerta de sus murallas, a un interior que tiene una belleza indescriptible y una paz inigualable. Postrado en cama, enfermo terminal, deseo ese viaje.

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