Un estruendo, cambió para siempre aquella mañana. 

Todos saltaron de sus camas y se dirigieron al lugar desde dónde venían los ruidos.  

Hallaron a Pepa, la encargada de la pensión, arrodillada frente a un cuerpo inerte, bañado en sangre.

Me despertó el celular.

-hola!…era Tito, de la pensión.

-que pasa Tito?…. 

Todo estaba en silencio, me puso al tanto de la situación.

-pero, que mierda decís!!!

Mi esposa se despertó, presagiando que algo no andaba bien.

-que pasó? preguntó, sin pensar que mientras transcurren nuestras vidas, en el mundo pasan cosas.

De un salto salí de la cama.

Tito me había contado lo que se vivía en la pensión.

-no puede ser!!!…debe haber una confusión!!!

-voy para allá!!!

Tomé un taxi. 

En el viaje, mi mente conectaba recuerdos borrosos con una reconstrucción imaginaria de los hechos.

Pensaba que todo era una pesadilla… y en los compromisos que tenía esa mañana.

Lo cierto es que habían encontrado a Wildor en el piso, con una herida de bala, desangrándose.

En el estudio lo llamaban Wally.

Era el cadete, el chiste de dónde está Wally? era una frase repetida. 

Wildor lo soportaba con una sonrisa, aunque siempre intuí que su interior se iba desmoronando como un castillo de arena, ola tras ola.

Llegué a la pensión.

Contemplé una escena surreal.

Paramédicos retiraban el cuerpo cubierto con una sábana blanca.

El médico de la ambulancia, al lado de Pepa, trataba de calmar su angustia. 

El Sol de la mañana todavía rojizo se fundía de lleno en la torre de la iglesia.

Todo era un cuadro espectral.

La realidad prevaleció, comprendí que lo que estaba viviendo no era fantasía.

A veces nos cuesta hacernos cargo del presente.

Supe que Wildor ya no volvería.

Un rato después llegó Nelly, desencajada y ansiosa.

-dónde está!!! por qué hizo ésto!!!

-no lo puedo soportar!!! no lo puedo soportar!!!

-dejá de decir pelotudeces!!!

-ahora te das cuenta que Wally existía?

-jamás lo trataron como a un ser humano!!!

-siempre lo tomaron para la joda!!!

-ahora es tarde, Wally está muerto!!!… basta!! no hay más Wally!!! entendés!!!

-está muerto!!!

Comprendí que me había alterado, la situación me superaba…igual Nelly se calmó.

Nelly era la jefa administrativa del estudio y por lo tanto quién más lo trataba.

Mi reacción se confundía entre una sensación de culpa, porque sabía qué le pasaba, y la frustración de no haber hecho nada.

Mis hijos lo llamaban tío Wally, no tenía amigos ni familiares, sólo unos parientes que vivían en un pueblo cercano.

A veces lo invitaba a pasar el domingo, no era de socializar, era más bien introspectivo. 

Llegaba a la mañana y se ponía a jugar con los niños, luego se acercaba al asador y charlábamos un rato. 

Esto de invitarlo, era un dossier de compasión con una cuota vergonzosa de obligación.

Tal vez ahora logre aclarar las ideas para así mensurar el daño que le hicimos…pero es tarde.

En el estudio todos canalizaban sus propias frustraciones gastándole bromas. 

Su vida era solitaria, salía por las noches y vagaba por las calles. 

Era muy común que me llamaran desde alguna Seccional invitándome gentilmente que lo vaya a retirar. 

No era violento ni tampoco destrozaba nada, pero su vagar generaba cierta contrariedad en sus actos que lo transformaba sin dudas en un sospechoso.

Recuerdo que un domingo que vino a casa se acercó al asador y comenzó a preguntarme cómo comprar un arma.

-para qué querés un revólver Wally?

-para asustar a los milicos que me agarran de noche.

-se hacen los cojuditos porque ellos llevan armas.

-no me tratan bien…y yo no les hago nada

-se burlan…me agarran de la ropa y me sarandean como a una bolsa de papas.

-no me dejan ser libre!

-mirá Wally…creo que la libertad se la debe dar uno con sus propias convicciones… debés saber que en la medida en vos no te respetes y te permitas esa libertad.. nadie lo hará por vos.

Hubo silencio…me di cuenta que eso me lo estaba diciendo a mí mismo y no a él.

-pero para ser libre no se necesita un arma!!!….Ok???

A media mañana, me propuse descubrir los motivos de su decisión. 

Los compromisos del día pasaron a segundo plano.

Comencé a desandar sus últimos pasos.

Supe por Tito que esa noche, había estado en el bar de Lalo.

Wally solía ir al bar a tomar una cerveza.

Allí se encontraba con otros que hacían lo mismo que él… sentirse por un rato acompañados. 

Llegué al bar, busqué a Lalo y le conté lo sucedido.

-era de esperar cada día lo veía peor, me dijo.

-vení, sentémonos un rato…la verdad que me mataste con lo que me contás!!

-tomás un café?

Allí, empecé a sentir que había entrado en un tirabuzón que me llevaría a encontrar la respuesta.

-sabés, anoche estuvo por acá.

-vino distinto… hasta te diría que lo vi feliz.

-saludó a todos y se sentó allí…en su mesa de siempre y me dijo…

-Lalo hoy es el final de esta vida de miseria…a partir de mañana mi vida va a cambiar te lo juro!!

Me estremecí al escuchar ésto, me dí cuenta que había pactado con su vida oscura y que la única manera de lograrlo era terminándola.

Entendí un poco más, día a día lo veía caerse, pero nunca hice nada…era más fácil que él decida… y él, la hizo fácil.

Esa tarde, Lalo me había dado la sentencia de los hechos.

Me quedé en el bar, mi mente empezó a vagar por imágenes difusas, como una película a la que conocía su final.

Escuché su voz

…Lalo mañana cambiará mi vida…

Alzó su vaso de cerveza, brindó con sus compañeros se levantó como había llegado…sin que nadie se diera cuenta y se fue hablando solo.

-ésta será una gran noche.

Llegó a la pensión, tomó el revolver, fue para el baño, encendió la luz, se miró al espejo, apretó sus dientes, apretó el gatillo y se dejó llevar por esa libertad que tanto anhelaba.

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