Regina Martínez, gigante del periodismo.

Regina Martínez, gigante del periodismo.

Ines Garcia Nieto

09/08/2022

Inés García Nieto

Regina, la bondad de tu alma se reflejó siempre en tu mirada atenta, en tu largo silencio al escuchar a tus entrevistados. Posiblemente presentías que tu tiempo era corto. Tú tan pequeña con apenas 1.49 de estatura, frágil ave de primavera, fuiste tan fuerte y valiente como el David que derrotó a Goliat.

Tu alma y tu conciencia te convirtieron en enemiga declarada de los perversos de nuestro hermoso estado Veracruz. Ignoro si alguna vez lo pensaste y si eso te inquietó. Tal vez sí, pero a diario buscabas la punta de la gran madeja de la corrupción.

Querida, admirada y necesitada Regis. Hoy expreso lo que mi espíritu sabe: Tu grandeza, tu valor y tu compromiso estuvieron siempre a prueba. Fuiste la compañera leal de personas en infortunio, al igual que cientos de periodistas ultimados en los últimos 12 años en nuestro amado país, rico en frutos, semillas, petróleo, oro, plata, litio y manantiales.

Por eso, mi corazón ideó hacer este escrito a diez años de tu obligada partida.

Tu tiempo fue preciado tesoro. Caminaste junto a él, pero siempre te llevaba por delante. Por ello tus pequeños pies insistían en avanzar a la velocidad de la luz de tu pensar.

Ahora que he visto documentales sobre tu valioso trabajo como periodista, ahora que vuelvo a ver tu mirada atenta y tu tímida sonrisa, evoco las pocas veces que la vida nos permitió charlar. La primera fue cuando, un día, de paso a la huasteca veracruzana, tuve el privilegio de recibirte en mi tercera casa rentada, en Tuxpan. Te escuché hablar con dos reporteros más. La segunda vez nos vimos en la ciudad capital, y comimos un rico baguette en una mesa al aire libre. La tercera fue cuando dos jovencitas y yo te buscamos en Xalapa para exponerte lo que sucedía en su escuela donde el director, acosaba sexualmente a los alumnos y humillaba a las alumnas. Como ellos decidieron poner una queja ante la máxima autoridad de educación en Veracruz. apoyados por sus padres, la venganza del depravado no se hizo esperar.

La información llegó a mí, pero poco pude hacer porque el acusado tuvo el respaldo de autoridades menores en esa región.

Las alumnos acudieron a las oficinas de Xalapa, y me pidieron que las acompañara. Te buscamos para darte la información y tú la publicaste en Política, periódico donde escribías cuatro notas por día.

Me diste tu correo electrónico, y yo siempre te decía que tuvieras mucho cuidado por la información que publicabas en la revista Proceso, donde exponías la corrupción del gobierno de Veracruz, encabezado por Javier Duarte de Ochoa, hoy preso en la Ciudad de México, tras ser acusado de trafico de influencias, lavado de dinero y desvío de recursos públicos, entre muchos delitos más. Él, coludido con políticos de mayor nivel, de 2010 a 2015 creó empresas fantasmas e hizo y deshizo en la entidad.

La ex-esposa de Javier Duarte, Karime Macías pidió asilo en Londres para escapar también de la acción de la justicia, y a cuatro años de radicar ahí, aún no es extraditaba a México.

La mujer que dice «vivir al día», paga 220 mil pesos de renta al mes. Ella vive a sólo dos kilómetros del Palacio de Buckingham. Lo que tu ganarías, tal vez, en cinco años de intenso trabajo.

La última vez que te vi fue en 2011, en Orizaba. Cubrías la Marcha por la Justicia y la Paz, donde se pedía respeto para los migrantes sudamericanos. Esa ocasión me presentaste a Conchita Hernández, quien vivía en Tehuacán, Puebla, y a quien los pobladores de las montañas llamaban “La abogada del pueblo”. Por cierto, parte de su vida fue llevada al cine.

Ese día también conocí a Rodrigo Soberanes, el joven que había sido mi jefe en el portal e-consulta, y a quien no conocía físicamente.

Platicamos brevemente, pues la marcha de los migrantes, que seguía las vías del ferrocarril, debía continuar hacia Oaxaca.

El sacerdote Alejandro Solalinde y la fundadora de la organización Familia Latina Unida sin Fronteras, Elvira Arellano, iban al frente y atrás cientos de hombres procedentes de centro y sudamérica, caminaban cargando una pequeña cruz hecha de palos y madera. La imagen estremecía el alma.

Solalinde dijo: En 2010 hubo 214 secuestros colectivos de migrantes, pero lo más terrorífico ocurrió en 2011. En Tamaulipas, 72 centroamericanos fueron asesinados juntos.

En tus años de reportera, los migrantes sufrían ya violencia extrema. En el sur, los hombres eran bajados del tren llamado «La bestia» y encadenados unos frente a otros. Los delincuentes exigían pagos millonarios como rescate.

Otra cosa era y es el trasiego de droga, y de armas procedentes del vecino país.

En ese contexto Regis, los periodistas caminan a diario en campos minados. Tu asesino pudo ser el político a quien tú entrevistaste más de una vez.

Regina, en décadas representaste a la especie humana más valiosa del orbe, pero la más inoportuna e incómoda. Perteneciste al sector de la población que vive con mayor riesgo de ser asesinada, encarcelada o desaparecida. 

¿Sabes en qué reflexiono hoy? Que tú nunca diste una conferencia sobre periodismo. Tú lo viviste, lo respiraste, lo dignificaste hasta las últimas consecuencias.

Hoy a diez años de tu partida, México se mantiene como uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas, de acuerdo a los datos de Reporteros sin Fronteras.

Querida Regina, el 7 de septiembre cumplirías 59 años y nosotros recordaremos que fuiste asesinada con saña bestial el sábado 28 de abril de 2012.

Tú, precioso ser humano tienes escritas estas palabras en la gris lápida de tu tumba:

Tu justicia es justicia eterna, y tu Ley la verdad.  Salmo 119.142

Nuevo es hoy tu camino, y te pienso mirando inmensas galaxias que tu mente reporteril quiere escudriñar.

Regina Martínez, 28 abril 2012, Veracruz, México


                           

                  


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