EL VALOR DE UN AMIGO

EL VALOR DE UN AMIGO

Ruben Ielmini

26/06/2022

¿Cómo estás Rolando?  soy Pancho Almeira, laburamos en Metalúrgica Gotardi,en los 90, queremos reunirnos los viejos compañeros con un asado en casa, estás invitado, avísame así coordinamos fecha, un abrazo…Pancho
Menssenger de Pancho Almeira, no lo podía creer, pasaron treinta años, obvio que iría a esa cena.

 Estoy en viaje a la ciudad…es volver atrás, recordar momentos, las bromas entre compañeros.

 Tito el electricista, cuando le dijeron que Ana Laura la secretaria de recepción estaba metida con él… se la creyó y le regaló una caja con bombones.

 El turco Salomón cuando le puso ají puta parió a un churro relleno,para que lo coma Juan, que nunca ponía plata para la factura,

¿Y a don Gino? la vez que el loco Fortunato le cambió el electrodo por un sahumerio gris, el tano quería puntear para soldar y nada. 

-¡Ma porca miseria, ma que fa!

 El loco haciéndose el boludo le pregunta 

-¿Que te pasa Gino algún problema?-  

¡Questa merda non da chispa! 

-Dejame ver- mira el electrodo, lo saca, lo huele. 

¡Y …Gino soldar con un sahumerio perfumado es jodido!-…el tano lo corrió por todo el taller

 La voz del gps me sacude los recuerdos avisándome que estoy a cien metros de la entrada a Bragado, me detuve frente al edifico de la metalúrgica Gotardi, o lo que quedó, pastizal, galpones con vidrios rotos, y un cartel,  SURCO PROPIEDADES VENDE ESTE COMPLEJO INDUSTRIAL.

  Eran años de la plata dulce cuando la metalúrgica dejó de fabricar repuestos de automóviles, con un dolar a un peso, mucha importación, la industria nacional declinó, imposible competir y después el corralito, la empresa aguantó lo más que pudo; indemnizaron al personal y los dueños se volvieron a Italia.

Ya es de noche, estoy en casa de Pancho, los años se le notaban en el rostro, poco pelo, lentes y una voz ronca de tanto tabaco, pasaron treinta años desde que renuncie, Pancho trabajó, hasta el cierre de la empresa, por ser el mayor de todos, fue el primero al que jubilaron.

Nos sentamos tomamos mate, recordamos historias, había una mesa preparada, pero la parrilla estaba vacía, vendrá un delivery me dije, le pregunte a qué hora vendrían los muchachos.

—Ya van a venir hay que esperar.

Me acerque a la mesa, al lado de cada plato había un papel con un apellido, dos eran de compañeros fallecidos, lo mire a Pancho que estaba de espaldas mirando al cielo.

—¿Ves aquella estrella Rolo? están ahí en un rato bajan.

—Pancho, ¿De qué hablas, quien va a bajar?

— ¡Los muchachos, si hable con ellos ayer y me dijeron que vendrían!…el loco Fortunato, el turco Salomón, todos vienen, va a ser una gran cena, juntos como en los viejos tiempos ¿No te parece Rolo?

  No supe que decirle, Pancho parecía estar en otro mundo, los que había nombrado eran los que estaban escrito en los papeles de la mesa.

Se abre la puerta y entra Nora su hija…

—Papá… ¿Qué estás haciendo? me miró sorprendida— ¿Disculpe y usted quién es?

—Soy Rolando, un ex compañero y amigo de tu papa, seguramente no te acordarás de mi, te ví de chica, tu papá me llamó porque quería reunirnos por su cumpleaños, hice un viaje de seis horas, pero…no entiendo ¿Que le pasa al Pancho?

Me tomo del brazo y fuimos a la cocina— ¿Quiere tomar algo papá lo convidó con algo?

—Si tome unos mates, está bien, no quiero nada gracias

Se acerca a la ventana mirando hacia donde esta Pancho.

—Tiene Alzehimer, hace un año que divaga, por momentos vuelve a la realidad y otras tiene una regresión a sus años de trabajo, se sienta en el patio y habla con sus compañeros, dice que es el día de su cumpleaños, prepara una mesa con platos y escribe en un papel sus nombre, los que viven acá saben de su estado, papa les envía la invitación, pero a usted nunca lo nombró, no se que pasó en su mente, se habrá acordado, y lo hizo venir de tan lejos; yo no sabía nada sino le avisaba, le pido mil disculpas.

—No por favor no te disculpes.

—Mi esposo y yo trabajamos, le traemos señoras para cuidarlo y las echa, hace poco un vecino lo vio queriendo entrar al galpón de los Gotardi y nos avisó…ya es demasiado, lo vamos a internar.

  Salí al patio y me senté a su lado, el me miraba con alegría.

— ¿Hola Turco? viniste, espera que le aviso al Rolo

—Pancho…Soy yo, Rolando

— ¡Ah, sí Rolando, mira…mira la estrella Rolo, ahí vienen no me podían fallar

 Se levanta y camina hacia la mesa.

— ¡Muchachos, aquí…miren que mesita prepare y miren quien vino! 

  Extiende su mano saludando a los invitados, camina hacia el ligustro del fondo, su hija sale de la cocina corriendo, lo toma del brazo.

— ¡Papá tranquilízate! tus amigos están acá ahora se van a sentar, pero primero vamos adentro te tomas el comprimido y descansas un rato ¿ Si?

— ¡Bueno bueno! Rolo te dejo con los muchachos y encárgate del asado yo vengo en un momento

—Si Pancho anda tranquilo, yo me ocupo.

 Diez minutos después vuelve la hija

—Lo acosté, le di un sedante y se durmió

 Me acompañó hasta la puerta, volvió a disculparse, insistió en darme plata por la nafta del viaje, obvio que no acepté, un amigo no tiene precio, lo más valioso fue volver a verlo.

 Cené en el hotel, era tarde y no tenía ganas de hacer otra visita, fue muy fuerte la situación que pasé en casa de mi amigo, me fui a dormir para salir temprano de regreso a mi ciudad.

 Han pasado tres meses, a Pancho no lo vi conectado, le envié un par de mensajes sin respuestas. pero hoy en el facebok aparece la ventana de aviso de cumpleaños.

“Hoy es el cumpleaños de Francisco Almeira, envíale un saludo”, ingresé en su muro para saludarlo, hay una vieja foto del taller,  junto a un torno están abrazados Pancho, el turco Salomón y el loco Fortunato, y debajo una nota:

“Querido Papá, desde esa estrella donde estás junto a tus compañeros de trabajo, te deseamos un ¡Feliz cumpleaños!  tu hija Nora, Luis y tu nieta Maribel”

Fin.

Ruben Ielmini.

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