Recordando para el señor Bretón…

Recordando para el señor Bretón…

joel lozada

25/06/2022

Me produce un sentimiento de vacío trabajar en un día festivo. Además llueve y el vacío es doble. “Eso es imposible”, piensa Bretón. “El vacío es el cero absoluto, no puede multiplicarse. Mira por ti mismo”. Me muestra la pantalla de su calculadora.
Hace cincuenta años, no me hubiera explicado nada. Me concebía como el cerebro de un elefante. Actualmente soy la imagen de Dua Lipa estampada en gloss y glitter expuesto. Hace frío. Quisiera ovillarme, pero ¡qué diablos! Estoy aquí. He de poner manos a la obra.

— Han venido para convencerme de arrancar su producción, ¿verdad?, dice Bretón.
— Verdad, señor —asiente uno de ellos.
Bretón contempla, divertido, a los individuos que tiene enfrente. «Modelo timador», piensa.
— Estamos en temporada. Cada máquina está ocupada. —dice Bretón.
— Venimos de parte del diputado. Creímos que eso facilitaría las cosas, responde el más joven.
— ¿Vienen del Partido? No sientan vergüenza. A mí tampoco me gusta trabajar. — Responde Bretón.
El más joven se sonroja. El otro contiene la risa.

— No debemos sobrepasar el tope de campaña,- dice el más viejo- a nada de conseguir el escaño que tanto precisamos. No debemos arriesgarnos, pues nos pueden comer la tostada. La buena publicidad y la puntualidad son vitales en estos momentos.
— O sea que, en beneficio de su candidato, opinan que sería mejor que sea yo quien corra con el riesgo.
— Honradamente, sí, señor.

El señor Bretón reprime una carcajada cuando escucha la palabra “honradamente”. Hay un silencio entre ambos. 

Codeo las costillas del señor Bretón. Han llegado las muestras. A Rafael, como le llamo al señor Bretón entre nosotros, le encantan los desafíos mentales. Le sugiero plantear uno. “Para ganar tiempo. Además pensar es divertido”, le recuerdo a Rafael.

— Soy de espíritu aventurero, dice el señor Bretón. A veces hasta me arriesgo tanto, que no uso hilo dental. Si quieren mi respuesta, tendré que basarla en algo. La forma en que puedo juzgar a un político, es por medio de sus poderes de convencimiento.
— Es justo —aprueba el viejo.
— Entonces. – dice Bretón mientras se inclina hacia un lado de su sillón ejecutivo. Hurga dentro del canasto de muestras. Le recomiendo una camiseta y la toma – Díganme cuántas tintas lleva este estampado. Si lo logran, le daré prioridad a la fabricación de su tiraje.

El más joven desenvuelve la prenda. Del negro intenso emerge la imagen de un chimpancé en full print. Una mano rasca la cabeza. El dedo índice de la otra, señala hacia arriba, la mirada se pierde en esa dirección, melancólica y cristalina. El señor Bretón los observa atento. El contraste de textura, y las sombras, les ha fascinado.” ¿Cómo es posible lograr una estampa tan perfecta?”

— Quiere que resolvamos este acertijo—dice el joven frunciendo el ceño levemente—, si lo conseguimos, iniciará con la producción, ¿eh?
— Así es.
— En caso contrario, esperaríamos nuestro turno, interviene el viejo.
— Reconozco que parece estúpido, pero por este criterio pienso juzgarles. Claro que simplemente podrían largarse, y buscar a alguien que les siga el juego. Hay millones de estampadores en el país. ¿Para qué venir conmigo?
— Muchos podrían hacer esta producción. Distribuir toda esa mercancía, solamente el mejor. ¿Cuánto tiempo tenemos?
El señor Bretón, que es inmune a los halagos, responde:
— Ninguno. ¡La solución ahora mismo! Persuadir a un solo hombre será más fácil que convencer a miles, ¿cierto?
Los hombres cambian de postura. El más joven, mira fijamente la imagen.
— De acuerdo — dice—. Supongo que usted es un hombre honrado y que no propondría un problema que supiese por anticipado que somos incapaces de solucionarlo. Por tanto, este enigma nosotros podemos solucionarlo, según cree usted. Lo que a su vez significa que se refiere a algo que conocemos bien.
— Bien pensado —admite Bretón.
Pero el hombre no le escucha y continúa con lentitud.
— Conozco las camisetas. He visto chimpancés en el zoológico. Presumiblemente debería de existir, una trampa, alguna sutileza, si no, sería demasiado fácil. No es mi afición solucionar enigmas y a menos que pueda adivinar rápidamente el número de colores que se ocultan aquí, estaremos fritos…Aquí solamente veo el color blanco… lo cual no tiene sentido para mí.

El hombre sigue meditando sin reanudar sus deducciones.

— Usted no necesita que le digamos cuántos colores vemos en esa imagen-interviene el viejo- pero veamos… veamos… veamos… Ah, sí, creo que ya lo tengo.

Mientras dice sus disparates, le quito los anteojos, le borro la barba, le rejuvenezco unos años y le envuelvo en un terno azul marino. ¿Corbata Ivy League? Jamás. Lisa y de color vino. El color de los políticos.

“Lo ves Rafael, le soplo al oído, siempre tengo razón”.

El señor Bretón echa un vistazo a un expediente. Consulta una aplicación en su móvil.

— No veo ninguna diferencia-. Continúa diciendo aquel hombre, cuyos rasgos se han aclarado por completo- Lo tengo. Es un solo color estampado en cuatro capas. Una es más gruesa, las demás son delgadas. La más alta es la más sólida aunque también la más fina. «Esto representa a nuestra sociedad formada por estratos económicos”. Supongo que esta es la solución.
—¡Ha razonado con precisión!, exclama el señor Bretón con fingida admiración.
—No me gusta alabarme de algo que no merezco. Es posible que el razonamiento que he efectuado sea preciso, pero solamente lo hice porque quería que usted me oyese razonar con lógica. En realidad, conocía la respuesta antes de empezar, de modo que en cierto modo le engañé y lo admito sinceramente.

“¿Quién ha engañado a quién?”, le digo a Rafael.

Los hombres se marchan, satisfechos en sus egos. El banco confirma el abono que cubre por completo la producción del Partido. No sucede lo mismo que en las elecciones pasadas. Ni un solo estampado saldrá de esta fábrica, si no ha sido previamente pagado.

“ Lo has hecho muy bien”, piensa Rafael. “Competente. Aunque ahora demoras más tiempo”.
Mientras silba distraído, me confiesa bajito: “Los genios como yo, dependemos de la memoria, más que de la intuición”.

Llueve. Quisiera renunciar, pero adoro a este sujeto.

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