Me quede arriba esperando ver caer todo a pedazos, incluyendome. 

Lo largo y ancho de una estructura tan grande, hecha por pequeñas hormigas caminando de allá para acá, buscando, rearmando, probando y encajando. Cada pieza va en su lugar, cada cimiento tiene su espacio y una razón de estar. Se necesita de un descuadro para que todo se venga encima…

Me quedé toda una noche en vela para ver como se construía una grúa, y en un parpadeo ya estaba frente a mí. A veces me pregunto si tengo mala suerte o el mundo no quiere que sepa de ciertas cosas… La cama es tan fría que me quedo inmóvil, deseando que la habitación fuese mas pequeña, sobra tanto cuerpo y hay tan poca alma… Que me da terror quedarme a solas.

Desde el piso 18 no se puede ver el mar, llega luz por las mañanas y después de las 11 (AM) ya es de noche. Acá es todo tan frío y pulcro, como si el agua de la llave estuviese bendecida, como si la comida no estuviese podrida. Me siento cansado, me hubiese gustado haber puestos otros cimientos y no sólo haberme quedado a mirar como (me) construían.

Pero esto es lo que soy, sé que hemos sido mal hechos pero tengo fe que aún no estamos terminados… O eso quiero quedarme a pensar mientras intento con todas mis fuerzas alcanzar a ver de lejos un poco la espuma del mar.

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