La mayoría de las personas no lo saben, sus mentes racionales no les permiten imaginarlo siquiera, pero yo sí, porque en la isla en la que vivo nos enseñan a usar el corazón para ver y escuchar, nos solo la cabeza, por eso, yo sé a dónde se va el sol por las noches.
Cada atardecer se hunde en el mar para tomar una ducha, y su resplandor dorado baña nuestras aguas, se deshace hasta tomar la forma que usa para dormir, y solo entonces se convierte en mantarraya, sus alas son inmensas y brillantes, y todas las criaturas desfilan tras ella, que vuela pacíficamente, como cuando es de día, como cuando está en el cielo. Muy pocos isleños han visto al sol sumergido, con su caravana de peces de colores, que van cantando todos en su lengua, la lengua del agua que es la que existió primero, algunas personas realmente sabias dicen que solo dormidos la podemos entender, porque cuando dormimos hablamos la lengua de todas las cosas.
Es por eso que en la noche el océano es el que más despierto está, porque custodia al sol y su descanso, es por eso que nosotros no nadamos de noche.
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