Buenas tardes, antes de proceder a contar mi historia me gustaría presentarme. Mi nombre es César García de los Lobos, tengo 33 años he estudiado la carrera de filosofía y ciencias políticas, tengo una hija de 3 años y actualmente estoy en paro.
Mis inicios fueron siendo un jóven con ambición, con vitalidad y dinamismo. Entré en la universidad con las energías al 200% por poder disfrutar del estudio de mi pasión, la filosofía. Soñaba despierto con poder ejercer la docencia en un futuro, de poder llegar a ser el mejor profesor posible, de la posibilidad de nutrir los cerebros de la generaciones venideras y darles capacidad de debatir sin tapujo alguno.
Cuatro años de devoción, de una calificaciones bastante notorias. Parece ayer el momento en el cuál recogía ese diploma ansiado, arropado por esa toga negra. Ahí me veía feliz, rozando con la yemas de mis dedos ese ansiado sueño cada vez más real. Hasta que me di de bruces con la cruda realidad. Oposiciones desastrosas, vacantes inexistentes, un gobierno que quiere dejar de lado mi instrumento de trabajo.
Y ahí estoy yo con casi 30 años sin trabajo, ni experiencia y en el nido. Me vi obligado a buscar trabajo fuera de mi comfort académico. Puedo decir que me he sumergido en una cuantiosa variedad de trabajos comúnmente llamados «trabajos basura». Mi andanza comenzó en vendedor a puerta fría en una empresa de seguros, un mes duré, ya que bajo mi perspectiva para poder ejercer ese tipo de trabajo debes poseer un don a la par de poca ética y moral. Proseguí a trabajar en una cadena de comida rápida, en concreto de pizzas. La hostelería «buena» me dijo la encargada nada más empezar, duré únicamente mes y medio ya que tenían unos «truquitos» para pagar menos seguridad social. Tenías 4-5 trabajadores fijos, luego cada mes contrataban empleados de pruebas. Ya podías ser «Dios» haciendo pizzas, que al mes te echaban. Lo dicho, truquitos de empresarios, ya sabéis.
Mi siguiente destino que puedo decir siendo esta la más dura, pero la más «duradera» digamos, fue mi paso por la hostelería como camarero. Hosteleros se puede decir que hay como puñetazos, locales que cumplen los convenios a rajatabla, que prácticamente casi no hay. Y la hostelería normal, la que te explota y piensan que es lo que tenemos que hacer, es decir, «currar» mucho y cobrar poco. Mentalidad de tiburón avaro y carecedor de empatía. Por desgracia la sociedad de hoy es así, dinero, dinero, dinero. He estado trabajando sin exagerar, 14 horas diarias con un descanso dando gracias a Dios. Luchando por ser asegurado, por cobrar el dinero que me pertenece y por intentar tener un futuro decente, o al menos un método de subsistencia.
Podría estar comentando todos los trabajos por los que he pasado, y la mayoría de ellos puedo asegurar que las condiciones son ínfimas. Trabajos precarios con horarios infinitos y mal pagados que únicamente benefician al empresario. Demasiada avaricia y poca humanidad. Vivimos en un mundo de lobos, donde si no comes te comen, por desgracia.
Sigo estudiando, sigo intentando mi sueño que es ser profesor de filosofía. Quiero poder darle un buen futuro a mí hija. Quiero estar tranquilo y feliz.
Escribo este hilo en Twitter por si alguien puede hacerme llegar alguna oferta decente de trabajo. He visto que ha mucha gente le ha funcionado. Necesito que las personas con un poco de humanidad me echen una mano.
Solo busco un futuro mejor, muchas gracias de corazón.
«Unas de las ventajas de las buenas acciones es la de elevar el alma y disponerlas a hacer otras mejores».
>Jean-Jacques Rosseau.
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