Hace ya unos años que dejamos de explorar el mundo.

Tierras lejanas, lugares desconocidos, exploradores con el espíritu de descubrir lo que se nos dió desde el principio, lo que se nos regaló desde el comienzo.

Los glaciares, las selvas, las montañas…..la luna!

A cambio exploramos a través de nuestros hijos. Volvemos a ver como hace años mirábamos. Volvemos a pensar como cuando no nos llegábamos a la cintura. Es a veces, ya lo sé. Es fugaz, claro… pero es la aventura que nos toca ahora, aqui. Y es la misma que antaño…los lugares son desconocidos, los caminos sorprendentes, los desafios gigantescos, la plenitud…

Somos nómadas, somos tribu, somos familia, y a la luz de cada hoguera nos sentimos afortunados cuando llegamos al anochecer, y tenemos historias que contar, las mismas de siempre, todas nuevas también.

Deja que te cuente una de ellas:

Niños conocen a niños. Solo que los primeros son enormes, como si fueran adultos…los segundos son pequeños, como si fueran ratones…dentro de un tiempo se verán en un lugar intermedio, que apenas durará  dias, meses…se producirá un cambio de la que ninguno será consciente….hasta años después. Se mirarán desde los dos lados con sabiduría, extrañeza, comprensión, orgullo.

Los ratones construirán sus barcos, a partir de viejos planos, historias y recuerdos, y partirán a la mar. Los enormes vararán los suyos en la arena. Mirarán las velas que se alejan y comenzarán a explorar….sus recuerdos.

Por el medio habrá tormenta, pulpos gigantes, espuma y mucha sal, heridas que duelen y otras que no notan, que les hacen más fuertes desde el momento que se cortan, que se golpean…. Habrá lucha, y lágrimas confundidas entre el salitre que te salpica. Pero siempre al anochecer, las estrellas.

Navegamos, no volamos (eso lo tengo claro). No nos hundimos, jamás, y a veces, cada cierto tiempo, cuando todo está en calma, una brisa fresca nos empuja hacia nuestra tierra, hacia ellos. Y aunque duré apenas unos instantes, izamos las velas, corregimos el rumbo y seguimos surcando el mundo como nos enseñaron nuestros enormes.

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