​Los hombres de mercurio

​Los hombres de mercurio

Mildred Amaya

28/02/2018

Los hombres de mercurio.


  • I. La demanda

Era una mañana soleada y Antonia se preparaba para ir a su primer día de trabajo, había estado esperando este momento durante mucho tiempo. Acababa de terminar su tesis y ya había logrado conseguir trabajo en una multinacional de alto prestigio, así que se dispuso a ponerse sus botas y salir a toda prisa pues no quería llegar tarde.

Los terrenos donde quedaba ChemGlobal eran parte de una zona rural residencial, la compañía había llegado hacia 60 años a esta área, en donde sólo había maleza y estaba deshabitada. Con el tiempo la ciudad se fue expandiendo, entonces dichos terrenos se fueron valorizando, algunas personas de la alta sociedad decidieron establecerse allí, construyeron unas magnificas casas y ahora era un condominio de gente adinerada.

ChemGlobal había logrado quedarse en ese sitio debido a que fueron los fundadores, despertando un cierto respeto en sus vecinos, bueno, en casi todos. Como ahora era una zona residencial debían estar fuertemente comprometidos con preservar las buenas relaciones con vecinos y conservar el medio ambiente.

Hacía un mes que el ingeniero ambiental de ChemGlobal había muerto en circunstancias extrañas y ahora habían contratado a una ingeniera a punto de graduarse, el Gerente de operaciones, Fausto Cárdenas, esperaba no haberse equivocado al contratar a alguien sin experiencia.

Antonia llegó a Chemglobal muy puntual.

– Buen día saludo al portero, soy nueva en la empresa hoy es mi primer día.

– Buen día señorita, usted es la nueva ingeniera ambiental?

-Si, Antonia Colmenares, el señor Cárdenas me está esperando.

– Por favor me deja un documento y puede seguir por el camino central hasta el fondo.

La oficina de Fausto Cárdenas era un cuadrado de 3m de lado, con un escritorio lleno de papeles que parecían desbordarse de cada carpeta y estar a punto de estallar. En una de las paredes había una biblioteca con libros, en su mayoría técnicos, no tenía nada colgado en las paredes y a decir verdad parecía un poco lúgubre. Antonia tocó la puerta de la oficina.

  • – Siga, dijo una voz gruesa.
  • – Buen día, ingeniero Cárdenas.
  • – Buen día Antonia, bienvenida a Chemglobal. Siéntese por favor, empezaré a empaparla de todo el tema y así se va a ir dando cuenta de sus funciones. Mientras le cuento podemos ir recorriendo la planta y las instalaciones.
  • Los dos salieron de la oficina y siguieron por un gran corredor que salía por el ala derecha de las instalaciones hacia la planta. El ingeniero Cárdenas empezó por contarle a Antonia la historia de la empresa, cómo llegaron a dicha zona, le explicó a grosso modo los procesos de fabricación que se hacían allí y fue presentándole a cuanta persona se encontraron en el camino.
  • A eso de las 11 de la mañana estaban de regreso en la oficina de Cárdenas.
  • – Y qué le pareció?
  • – Bueno, es mucha información para procesar, ya me iré empapando de los temas con más precisión a medida que pase el tiempo.
  • – Espero que no demasiado tiempo, tenemos mucho trabajo que hacer.
  • -Por supuesto que no ingeniero, trataré de ponerme al día con todo rápidamente.

Toc toc, alguien tocaba a la puerta, era Marielita, la secretaria de operaciones.

  • – Ingeniero por acá llego correspondencia de la corporación para la protección delmedio ambiente (CPPMA).
  • – Gracias Marielita. A ver que será ahora.
  • Fausto Cárdenas fue leyendo la carta que había llegado y a medida que avanzaba en cada línea su cara fue pasando de agrio a furioso en un segundo.
  • – Qué? Estos tipos están locos o qué? No, pero más loco está ese cretino de Tomás Arana.
  • – Qué pasa ingeniero?
  • – Nos han puesto una demanda por contaminar el río… desgraciado..
  • – Y quién es Tomás Arana?
  • – Es un tipo que vive acá en la parcelación y nos acusa de estar envenenando el río.
  • – Cómo así?
  • – Como lo oye Antonia, tenemos un vecino empeñado en hacernos cerrar la planta, no desaprovecha cualquier momento para hacernos quedar mal con el resto de vecinos y ahora nos ha demandado ante la CPPMA.
  • – Y este señor tiene razón en su demanda?
  • – Claro que no Antonia.
  • – Entonces no debemos preocuparnos.
  • – Las acusaciones son serias, ahora vamos a tener a la CPPMA encima todo el tiempo.
  • – Me permite leer la carta?
  • Fausto se sentó en su silla negra, le paso la carta a Antonia sin mirarla y se volteo con los ojos perdidos en la pared. Después de dos minutos de silencio Antonia dijo:
    • – Esto es serio ingeniero, ese señor Tomás los acusa, bueno, nos acusa de cosas muy graves.
    • – Si, desde hace tiempo viene con hostigamientos hacia la empresa, pero esto ya ha sido el colmo.
    • – Necesito que me de los pormenores de este asunto, debe ser lo primero en mi lista.

    – De acuerdo, pero ahora no, tengo que ir a la planta, hoy estamos empezando con una nueva línea de producción y quiero estar presente en el arranque.

  • – Pero ingeniero esto es muy importante.
  • – Antonia, por favor, mañana a primera hora lo podremos revisar, en la tarde tengo una reunión con la gerencia y no puedo faltar.
  • Sin más el ingeniero Fausto se encamino a la salida de la oficina y dejo a Antonia con la palabra en la boca. Luego del almuerzo Antonia decidió ir a conocer la planta de tratamiento de aguas residuales industriales, que por lo que había leído en la carta de la CPPMA, era la principal causa de la demanda. Al llegar al sitio, uno de los operarios le explicó el funcionamiento y le mostró por donde se vertían las aguas residuales ya tratadas al río, entonces Antonia quiso observar el ecosistema alrededor del río para hacerse una idea de cuánto daño o no podrían estar haciendo las aguas residuales a la vida de este acuífero. Antonia se fue por la orilla, observó el poco caudal, también pudo notar que no se veían peces en el río y que este presentaba una coloración amarilla rojiza, introdujo su mano derecha en el río tratando de coger una porción, al acercar la mano con agua a su nariz pudo detectar un olor extraño.Tomás Arana había empezado su día muy temprano, como siempre, a eso de las 5am ya se encontraba de pie, bañado y listo para iniciar su jornada laboral. Como todos los días se tomaba un tinto bien cargado antes de pasar por el establo y la caballeriza. Su padre al igual que Chemglobal había sido uno de los pioneros al instalarse en esa zona, así se había hecho de una vasta área, en donde hoy en día tenían la casa, un establo, una caballeriza y una casa pequeña para el mayordomo y su familia. Tomás era un hombre guapo, de unos 32 años, 1.85cm de estatura, tez blanca, cabello negro, ojos verdes enmarcados por unas cejas pobladas azabaches que causaban una mirada inquietante. Amaba los animales, por lo que estudió veterinaria y ahora era él quien llevaba el negocio de su padre de comercializar ganado y caballos. Era tímido, algo gruñón pero sobretodo íntegro; cualidades apetecidas por las mujeres en cierto grado pero que en el caso de Tomás no le ayudaban, por el contrario, lo llevaban a ser muy exigente a la hora de encontrar pareja, quizás por eso aun era soltero.
  • Esa mañana Tomás quiso ir a tomar una muestra del agua del río, la cual le estaba dando muchos dolores de cabeza, su ganado la tomaba cuando salían a pastar y desde hace meses venían enfermándose. Su abogado le había recomendado que debían tener pruebas contra Chemglobal si querían ganar la demanda que habían puesto y eso era lo que Tomás quería, pruebas. Al acercarse a la orilla del río que daba hacia su predio observó que había una mujer del otro lado examinando el afluente, rápidamente giro para esconderse pero al hacerlo tropezó con una piedra y cayó, el estruendo llamo la atención de Antonia, que estaba muy concentrada en lo suyo y no había notado la presencia del hombre. Tomás intento reponerse rápidamente, intento ponerse en pie pero las piedras resbalosas no lo permitieron, Antonia corrió a ayudarlo y en el intento de ponerlo en pie cayó encima de él, sus rostros quedaron a unos 10cm de distancia, cuando ella alzó la vista se encontró con esos ojos verdes mirándola fijamente.
  • – Disculpe señor, yo quería ayudarle, pero es que estas piedras están muy resbalosas.
  • – Tranquila, ha sido mi culpa soy un torpe.
  • Antonia en medio de la confusión se paro como pudo.
  • – Deme la mano señor, dijo.
  • – Gracias, alcanzó a decir Tomás.
  • – Se encuentra bien?
  • – Si, creo que si.
  • – Es peligroso que ande con esos zapatos, debería usar botas antideslizantes.
  • – Muchas gracias por la ayuda, alcanzó a decir Tomás sonrojado. – Y…qué hace por acá?
  • – Yo…
  • De repente se oyó un grito de otro hombre:
  • – Señor, señor, la yegua ya va a dar a luz, tiene que venir rápido.
  • – Me tengo que ir, muchas gracias de nuevo.
  • Antonia quiso saber más sobre ese hombre, que le pareció más guapo de lo que ella misma quería aceptar, pero no pudo, todo sucedió demasiado rápido y cuando intento preguntar cómo se llamaba, Tomás ya se encontraba lejos. Antonia regresó a la oficina con los jeans algo mojados por la caída y Marielita inmediatamente preguntó que le había sucedido.
  • -Un accidente Marielita, un curioso accidente.
  • Antonia se instalo en la oficina que Marielita le indicó e inmediatamente se puso a leer todo lo que pudo sobre el problema que tenían con el vecino. Esto es raro, se dijo para si misma, cómo es posible que las aguas presenten estos componentes, cuando en la planta no se usan. Es obvio que con este tratamiento que se hace acá estos elementos no van a desaparecer.
  • II. Copas y brochetas.
  • Al día siguiente Antonia y Fausto estaban trabajando desde temprano, por lo que Antonia ya tenía clara su principal función dentro de Chemglobal, tenía que verificar el buen funcionamiento de la planta de tratamiento de aguas residuales industriales (PTARI), la cual vertía el agua al río para demostrarle a la CPPMA que ellos no eran los causantes de que el agua del río estuviera contaminada.
  • – Ingeniero cómo es posible que este vecino nos demande sin tener pruebas, dijo Antonia.
  • – Así es Antonia, este señor nos culpa de la enfermedad de sus reces, dice que el agua que toman sus vacas está envenenada y que es culpa nuestra.
  • – Ayer al revisar los análisis de los últimos meses pude ver que aparecen unos componentes en las aguas que se vierten al río que no se usan en la planta. Usted sabe porqué?
  • – No Antonia, yo la verdad, no he estado muy atento a este tema, Andrés era el que manejaba la parte ambiental.
  • – Andrés? Preguntó Antonia con desconcierto.
  • – El anterior ingeniero ambiental, su antecesor. – Y él no le reportaba a usted?
  • – Si claro Antonia, él me mantenía informado, pero los detalles era él quien los conocía.
  • – Y él no le entrego el puesto?
  • – No, él…
  • – El qué? Ingeniero qué pasa?
  • -El murió en un accidente automovilístico.
  • – Oh, qué horror.
  • – Si, fue muy lamentable.
  • – Entonces por eso me contrataron?
  • – Si.
  • – Entonces debo leer todo lo que pueda, informes, análisis de laboratorio, bitácoras de trabajo, en fin, todo lo que nos pueda aclarar que es lo que pasa.
  • – La CPPMA nos visitó hace como dos meses y cuando vieron los resultados de los análisis de la PTARI, nos dieron un mes para enviarles un plan de acción para corregir las falencias y poder cumplir con la legislación, en donde obviamente, la cantidad a verter de esos componentes debe ser cero.
  • – Y mandaron ese plan?
  • – Andrés estaba trabajando en ello, cuando sucedió aquello.
  • – Ummm, entonces a la fecha no se le ha contestado nada a la CPPMA?
  • – No.
  • – Eso es lo primero que se debe hacer ahora, aunque no sé ahora con la demanda, si vale la pena contestar eso.
  • – Es verdad, no sabemos cómo la demanda cambia las cosas, debemos consultar con el abogado de la empresa, para que nos guie en los pasos a seguir.
  • – Si señor.
  • – Voy a llamarlo y a citar una reunión con él.
  • – Muy bien ingeniero.
  • Se oyó un golpe en la puerta, era Marielita.
  • – Ingeniero recuerde que esta noche es el coctel de integración con los vecinos de la parcelación.- Es cierto, con tanta cosa se me había olvidado. Antonia le gusta usar tacones?
  • – Porqué?
  • – Quiero que usted vaya a ese coctel en nombre de la empresa y que haga relaciones públicas con los vecinos, venda una buena imagen de la empresa.
  • – Pero ingeniero yo….
  • – Qué ocurre Antonia?
  • – No sé si yo sea la persona indicada para ir, acabo de entrar a la compañía y la conozco muy poco. La empresa no tiene personal en gestión humana encargado de las relaciones públicas?
  • – Si, pero en caso de que este señor Tomás Arana asista, no dudo que nos hará mala propaganda con los vecinos y quiero que sea una persona técnica la que esté allí para controvertir todas las barbaridades que este tipo diga.
  • – Está bien ingeniero, iré. Y a qué hora es?
  • – A las 7 de la noche, se apresuró a contestar Marielita, es en el restaurante que queda a las afueras del condominio, es muy chic.
  • – Entonces creo que debería ir a arreglarme ya.
  • – Si, si Antonia, vaya, dijo secamente el ingeniero Fausto.
  • Antonia salió de la oficina y Marielita miró al ingeniero por encima de las gafas y dijo:
  • – Es usted terrible, mando a la pobre Antonia a las fauces de las fieras. – Es posible, pero quiero saber de qué está hecha esta muchacha.
  • En la casa de los Arana, el padre de Tomás, que se encontraba ya entrado en años, estaba en su cama con un terrible resfriado, por lo que había pedido a su hijo que lo reemplazará en el coctel. A Tomás no le gustaban mucho estos eventos, siempre era lo mismo, hombres viejos hablando de política, los jóvenes yupis hablando de carros, un par de chicas vacías coqueteándole y al final no faltaba el borracho cansón. Pero era un favor que le había pedido su viejo y no podía decirle que no. Así que a las 7 en punto Tomás ya se encontraba en el coctel, estaba hablando con tres vecinos explicándoles cómo desde hacía un tiempo sus vacas venían enfermándose sistemáticamente y cómo eso no podía deberse sino a Chemglobal.
  • Cuando Antonia entro en el recinto, se oyó un murmullo general, estaba lindísima, lucía un vestido azul eléctrico, estraple, ajustado al cuerpo que le llegaba a la rodilla y unos zapatos tacón puntilla de color plateado. Traía su cabellera recogida en un moño alto, que la hacía ver muy elegante.En seguida tomo una copa de champagne, pues estaba muy nerviosa. Empezó a relacionarse con varias personas hasta que llego al grupo donde estaba Tomás, allí el presidente de la junta la presento.
  • – Esta bella dama es Antonia Colmenares, es la ingeniera ambiental de Chemglobal.
  • – Qué lástima dijo Tomás.
  • – Y usted es? Pregunto Antonia desafiante.
  • – Soy su vecino directo, Tomás Arana.
  • Antonia se quedó estupefacta, jamás imagino que aquel hombre buen mozo que había conocido en el río era el peor enemigo de Chemglobal.
  • – Parece sorprendida, dijo el presidente de la junta.
  • – Si, un poco. Es que…
  • – Ayer nos conocimos en el río pero no sabíamos quiénes éramos.
  • La mirada penetrante de Tomás atravesó a Antonia como una espada afilada, podía sentir el disgusto de este señor.
  • – Precisamente estábamos hablando de Chemglobal cuando usted llego señorita. O quizás deba decir señora, o más bien desea que le diga doctora.
  • – Llámeme como quiera, pero no soy doctora, soy ingeniera.
  • – Entonces será ingeniera, dijo Tomás de mala gana.

Sinopsis

La ingeniera ambiental Antonia Colmenares inicia labores en una multinacional que produce químicos y que enfrenta una demanda de un vecino por contaminación. Su antecesor murió en un trágico accidente y ahora ella será la encargada de sacar adelante la demanda para beneficio de la empresa. Para ello deberá iniciar una investigación de los procesos llevados a cabo, verificar métodos de análisis e implementar un plan de trabajo para corregir las anomalías; de manera que la empresa pueda demostrar ante la autoridad ambiental que no son ellos los responsables de la contaminación. En este propósito contará con la ayuda de su jefe y del abogado de la empresa, los cuales a pesar de la juventud de Antonia confían en ella.

Sin embargo no todos están a favor de Antonia, ella deberá convencer y trabajar de la mano con Tomás Arana, su vecino demandante, con el fin de obtener información de primera mano, el cual a pesar de ser un hombre joven es terco y un poco amargado, lo que le dificultará a la ingeniera su trabajo.

Paralelamente a esta situación Antonia conoce a un chico muy interesante, que llama su atención de inmediato, él es un joven profesional, guapo, agradable y adinerado, que también se deslumbró con la belleza de Antonia y se ha propuesto conquistarla a como dé lugar.

Al seguir su investigación, Antonia encuentra datos que no son coherentes y que no corresponden a los materiales que se trabajan en la compañía, lo que indica que la contaminación proviene de otra parte. Esto despierta aún más el anhelo de la empresa por descubrir la verdad de la situación, y hace que todos los interesados se sumerjan en un mundo oscuro que los llevará a conocer a los hombres de mercurio, quienes son la clave para esclarecer el problema.

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