Que difícil es no estar en una,
No quemarse, no saltar mal,
No comerse el coco ni malflashar,
No adelantarse a la jugada,
No ponerse a la defensiva.
Que difícil no encontrar lugar,
Y no hablo de la playa de estacionamiento,
Ni del teatro, ni una mesa afuera en un bar.
Que horror forzarse a encuentros,
Que horror desencontrarse en persona,
Que horror despersonalizarse mutuamente,
Y volverse el objeto del otro, que horror
Desear y no dejarnos alcanzar.
Cuántos pedazos en tanto lado escondemos,
Esperando que piquen los compas,
Nos quedamos escondidos en vez de salir.
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