No recuerdo cuando fue la última vez que pasé tiempo con mi familia, a veces extraño esa sensación de estar con ellos, aunque casi nunca estuvieron cuando los necesitaba, siempre serán importantes para mí, aunque a veces demuestro lo contrario, ellos fueron quienes forjaron mi carácter, soy una chica inteligente y muy valiente, siempre lo recuerdo cuando siento que estoy sola; la última vez que estuve en una relación fue con un auténtico idiota. El frío se comporta de una manera diferente en esta mañana, la descoloración de las hojas solo advierte que el invierno será diferente este año, creo que después iré a visitar a mamá, hace algunas semanas me enteré que estaba en el hospital, desconozco la razón, aunque seguramente es por problemas relacionados al alcohol, ella es muy terca así que no puede morir fácilmente.

       Mi padre se alejó cuando tenía apenas 8, recuerdo su apariencia delgada y nariz aguileña, casi nunca estaba en la casa, y cuando lo estaba es porque discutía con mi madre, nunca le conté a ella, pero él ahora está muerto, tal vez ella sigue pensando que él tiene una vida feliz con su otra familia. Nadie es feliz con su patética vida, siempre nos condicionamos al punto de vivir siendo esclavos de nuestras propias ambiciones. La carretera dibuja un paisaje frío, las tímidas ramas de los árboles se dejan mostrar con cada día que pasa, el frio viento invernal trae consigo unas nubes tan sombrías que toda posibilidad de disfrutar de una fresca mañana se disipaba lentamente, frágiles gotas se dejan caer lentamente sobre el parabrisas, hasta que la sombría imagen de un lugar empieza a tomar forma en el horizonte de la lejanía, entonces llegamos, era un inmenso lugar, en el fondo y en los bordes se notaba un pálido follaje, vista que solo dejaba denotar la evidente soledad de aquel sitio, bajo el cielo gris resaltan las palabras “Aston Hellingly”



Aston Hellingly

En el año 1946 en el condado de Hampshire, sudeste de Inglaterra, se construyó un complejo residencial para tratar a los soldados que quedaron gravemente afectados en la segunda guerra mundial, en la actualidad aquel complejo funciona como un hospital psiquiátrico para atender a personas con deficiencias mentales, entre ellos niños y adultos.


-Hola, soy la detective Margareth Gauthierd – dije mientras observaba el cansado rostro de aquella señorita, sus expresiones dejaban notar el estrés y algo que no podía descifrar, ¿miedo? ¿ansiedad? ¿nerviosismo? ¿inquietud?, tal vez simplemente eran rasgos que surgían de manera natural debido a los sucesos ocurridos últimamente–. La que me acomp…

-Lo sé, la que te acompaña es la señorita Lauren Gregson– sí –intervino rápidamente Lauren.

Una cuarta presencia se apareció para comprobar de una vez por todas la tristeza del lugar, era un señor tal vez 57 años, vestido con un típico traje negro.

– Bienvenida señorita Margareth Gauthierd y por supuesto señorita Lauren Gregson, esperaba su llegada-.era un señor de considerable estatura que iba acorde a su voz ronca -. Soy Kenneth Milner el director del hospital, la señorita aquí presente te conducirá al lugar de los hechos- señalando abiertamente a aquella chica de pálida apariencia.

       La sensación del lugar no iba conforme a lo que realmente observaba, tenia un sentimiento de soledad alrededor de todo, pero aquel sentimiento se frenaba con el sonido de los teclados que ocurrían casi paulatinamente, los botines van y vienen, las puertas se abren y se cierran, todo parecía normal.

– ¿Hace cuánto que usted trabaja aquí? Interrogué de una manera sutil. – hace dos años, y este sería el último.

– Es un trabajo bastante agotador por lo visto.

– Algo así, pero el trabajo es lo de menos cuando el dinero es lo de más-. Pues era una explicación bastante acertada.

– ¿Qué tal son los pacientes en este lugar?

– A pesar de ser un Hospital psiquiátrico, los pacientes por lo general son calmados, pero últimamente está ocurriendo lo contrario, hace una semana y algunos días están ocurriendo sucesos fuera de lo normal, suicidios, personalmente creo que no es coincidencia- lo decía con una mirada perdida sobre el final de aquel pasillo.

      Caminamos hasta llegar a una puerta exageradamente ancha, tal vez en cierto modo para trasladar las camillas ante diversas circunstancias, aquella chica sacó del bolsillo varias llaves entre las cuales se encontraba la correcta. La puerta se abría a la par que se abría un lugar bastante diferente a la entrada del hospital, llegamos a un pasillo con varias puertas como celdas, aunque construidos de tal manera que en primera instancia se dejan llamar como habitaciones. A comparación de la primera sección, en este lugar el silencio empezaba a cobrar protagonismo, por momentos imaginaba escuchar gritos en el trasfondo, por momentos lograba escuchar risas, por momentos suaves llantos y por momentos simplemente el silencio tomaba control absoluto de aquel lugar. En aquel pasillo había un olor extraño, aunque al mismo tiempo algo familiar, orina, tal vez. El olor se volvía cada vez más insoportable con cada paso, en las paredes se notaban evidentes manchas, tal vez la última vez que lo limpiaron fue hace dos o tres semanas, 10 días, exactamente los días cuando empezaron a suceder tales sucesos, aunque las manchas parecían muy recientes, es obvio que muchas personas abandonaron este lugar.

-Lauren, por favor no te acerques mucho al borde del pasillo, hay un fuerte ol…

-No se preocupen, es un lugar seguro, pero lastimosamente en los últimos días no recibe la limpieza adecuada– intervino rápidamente aquella chica, aunque el nerviosismo terminaba por delatar que ella también estaba afectada, solo respondí con una mirada fija.

– Se sabe que minutos antes de las 12:00 a.m. encontraron un nuevo cuerpo…

-Así es, tuvieron que llevarlo rápidamente para mantener el orden, Aunque se trató de mantener la habitación tal y como lo encontramos.

        Seguidamente a ello, llegamos a una habitación al costado de otras muchas, una puerta era lo único que me separaba del lugar de los hechos. Era una habitación relativamente vacía, una cama, muchas almohadas, lapiceros, ¿por qué tiene muchos lapiceros un interno mal de la cabeza? ¿Acaso no era obvio que podía lastimarse con ellos? También hay muchos dibujos en las paredes, dibujos muy bien elaborados, también hay una pequeña mesa… sangre, mucha sangre en la pared cerca a la mesa, eran manchas muy nítidas lo cual solo demuestra que impactaron la cabeza muchas veces de una manera agresiva, ¿suicidio? Ahora lo dudo, pero hubo algo que me llamó la atención en lo particular era un papel, una nota, no estaba cubierta con sangre, pero tampoco estaba en las mejores condiciones…

– ¿Señorita Gauthierd necesita algo para facilitar la investigación?

– Me sería de mucha ayuda analizar el cadáver…

– Señorita los resultados de la necropsia salen aproximadamente en tres días

– Entonces has algo para acelerar el proceso, quiero terminar este trabajo lo más rápido posible.

– Sí, estará en dos días ¿Algo más?

– Por favor, toma las fotografías en cada lugar relevante de la habitación

         Tomé algunas fotografías en el lugar de los hechos, ¡Dios mío! ¿Qué es esto? ¿Pero qué pasó aquí? ¿Por qué hay sangre en la pared? ¿Cómo fue que murió este sujeto? ¿Qué es esa nota que con tanta curiosidad analiza la señorita Gauthierd? Es un papel amarillento, evidentemente resalta entre el pálido piso que limita la habitación. Una habitación adornada con manchas de sangre sobre la pared, lo único que se me ocurre es que el sujeto fue golpeado varias veces contra la pared ¿quién? Tal vez se autolesionó, al fin y al cabo, es un lugar donde están las personas con algún problema mental… una silla, una mesa y una cama… dibujos, nada peligroso a mi parecer, por la parte de arriba no se puede ver nada raro, es lo suficientemente alto para no poderlo alcanzar, me hubiera gustado ver el cadáver del sujeto, pero lo llevaron inmediatamente después de la noticia, los resultados saldrán en dos días.

– ¿Lauren ya estás lista para irnos? Creo que es todo por hoy, ya no soporto la fetidez de este lugar.

– sí, yo tampoco, creo que es hora de irnos.

– Yo conduciré de vuelta, necesito distraerme en algo.

– Está bien ¿Pero no estás cansada?

– No, claro que no… Necesito despejar algunas cosas que no me dejan estar tranquila.

      Los árboles corren rápidamente sobre las orillas de aquella carretera, la llovizna empaña gradualmente la visión sobre el parabrisas, no son mis lentes, es el parabrisa, el frio hace un hermoso contraste sobre el cielo gris, ¿Lauren tienes frío? ¿Lauren?

          No importa, es el clima ideal para pasar el día acostada viendo documentales sobre asesinatos, el otro día vi uno dónde una chica era manipulada por un sujeto, lo interesante de aquel caso fue que el tipo estaba muerto, ¿Alguien muerto puede seguir manipulando a su víctima? Creo que eso es imposible. 

        Este sería el último trabajo, no aguanto la tremenda presión que siento después de enterarme sobre un nuevo caso, quiero ser libre, sin preocupaciones, disfrutar la vida, y todo lo perdí por una simple promesa… ¡Diablos! …

         El sonido de los neumáticos desviarse de su destino y el ruido de la desgracia, no hizo más que resumir todo en fracción de segundos, mis dedos bailoteando con la muerte, mis lentes seguramente se rompieron con el tremendo impacto, mierda, creo que me fracturé el cuello… no siento las piernas… mi respiración lentamente se convierte en suspiros de agonía… el olor de la tierra húmeda pronto es invadido por el olor de la sangre… el frio rápidamente se apodera de mi cuerpo…

– ¿Lauren estás bien? – seguidamente a ello la sangre empezó a brotar de mi boca, el paisaje empieza a pintarse de color negro, cada vez se hace difícil respirar… no me puedo mover… ¿Lauren estás bien?… el frio rápidamente se apodera de mi cuerpo y el paisaje lentamente se pinta de color negro…

Etiquetas: relatos cortos

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