El insomnio atribulado y la expectativa ansiosa viajaron conmigo por las rutas de Egipto, un guía imaginario me lleva a las tierras del Dios Amón. Caminamos por Karnak, donde aparece con cabeza de carnero, cuenta la leyenda que Amón-Ra se convirtió en este animal para esconder su identidad, algo que alguna vez, hicimos todos. Supo mi imaginación abrirse a las maravillas de ese pueblo, encogerse de alegría, inclinarse ante lo bello y rebelarse a lo misterioso.

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