Dos pabilos encendidos son el alma de aquellas flamas, que ondulan a frecuencias diferentes, como si cada una persiguiera su propio destino.
Por las calles la gente corre y grita asustada, pues otras velas encendidas parecen querer incendiar el cielo.
San Patricio se ilumina con dos cirios rebosantes de Fe y Amor, mientras afuera el cielo pregona, clamando por perdón.
El 9/11 mi viaje anhelado truncó, una de las maravillas del mundo moderno, tan solo en minutos, la codicia desmedida fulminó.
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