Tic, tac, tic, tac; el segundero en el reloj suena; solo faltan un par de segundos para que marque las 3:00 am, para darme cuenta que mis parpados solo parpadean, que el sueño no se concilia y el amanecer se acerca.

Tic, tac, tic…El reloj se detiene sin terminar su “tac”, sus pilas se terminan como la energía que hace que mis párpados parpadeen y así se cierren. Mi subconsciente imagina mientras la madrugada fría me arrulla, la cálida sábana sobre mis piernas me atan como aquel lazo que se ataba en la rama del árbol para poder balancearse cuando era niño.

Tac, tac, tac, se repite el sonido faltante del reloj, los párpados no se abren, las lágrimas se balancean al borde del rostro. Tac, una lágrima termina el sonido. Mientras la mente divaga, los párpados forcejean, las lágrimas caen, el reloj se detiene, pero el tiempo anda.

¡Tac! suena la ventana al darse contra la pared tras una fuerte ventilada, los párpados se abren repentinamente, las lágrimas se detienen, las piernas andan, la ventana se cierra, el tiempo anda y todo vuelve a comenzar.

Tac, tac, tac, ahora sin el tic, hace falta el reloj, hace falta el pensar, hace falta el soñar y algo más hace falta, sin entender qué será, el cuerpo se vuelve a acostar y vuelve a llorar.

Etiquetas: poesía

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