INICIO
«¿como llegamos a esto?» pensé. Estaba somnolienta, no queria despertar pero mi vuelo a Seúl salía a las 9:00 a.m. tomar esa decisión fue muy difícil en ese instante estaba pasando algo muy importante, algo de lo que queria escapar. Revisé mi bolsa y vi mi boleto de avión y esa invitación «¿debería irme? ¿Porqué que lo haría? ¿ó tal ves debería regresar y arriesgarme?» lo pensaba mientras veia el voleto y la invitación.
Mi mamá me marco para ver si ya habia salido.
– ¿ya vas para el aeropuerto?
– no sigo en el hotel.
– ¡Ekaty pero si ya falta poco para que tu vuelo salga! ¿que haces ahí todavía?
– se me hizo tarde – arrastraba la voz y mi nariz estaba congestionada.
– ¿no quieres ir?
– sí, solo que me quede dormida, estoy saliendo, te cuidas. No voy a marcar hasta que logre acostumbrarme.
– esta bien, también te cuidas marcame lo mas pronto que puedas.
Comencé a recordar como nos conocimos. Cuando tenía ocho años lo conoci, era diferente a los demas, en todos los aspectos. El era perfecto, era tres años mayor que yo y nos llevábamos muy bien, siempre jugábamos, con los años nuestra amistad creció tanto que me enamoré de el, solo yo.
Después de un tiempo nos dejamos de ver y ya casi no nos hablábamos, me cohibia cada vez que lo veía.
Iba a la escuela, cuándo me invitaron a ver las instalaciones de una secundaria, las inscripciones se acercaban. Fui con mi amiga Hilda.
– Mira ella es la chava que me ayudo con la maqueta – señala- la que esta en la cafetería.
– ¿La del moño?
– No, la que esta aun lado del muchacho de la sonrisa bonita.
– ¡Hilda el es anhel! – no sabía que hacer.
– ¿El que te gusta? ¿que no sabes donde estudia?
– No, tiene mucho que no hablamos, solo nos vemos de lejos y nos saludamos con la mirada.
No queria que me viera, asi que me fui a ver los salones mas aislados.
– Vamos a aquella banca.
– ¿Vienieron a ver la secundaria? – preguntó un muchacho muy amable.
– Si, bueno más bien yo vine a acompañar a mí amiga, ella recibió la invitación.
– Les va a gustar.
– Si, esta bonita – mis manos estaban frías.
Mientras el palticaba con Hilda yo pensaba en la forma de irme sin verlo, mientras lo observaba cuando llegue note que su salón era de los primeros, era casi imposible que no me viera.
– Hola Ekaty ¿y ese milagro?
– Hola – nunca lo vi llegar – ah venimos a ver la escuela.
– Oh ¿enserio? ¿y que te pareció vas a estudiar acá?
– Todavía no se – sentía que me moria.
– Deberías, como ves solo aceptan a listos como yo – carcajeo.
– Si es lo que veo – ¿porque no se va?
– ¿Te sientes mal? – me observaba con intriga – estas muy roja.
– Es el clima – estaba segura de que mi tono de voz trémula me delató.
– ¿Que te puse nerviosa?- lo decia con una voz pícara.
– Ya quisieras, es el clima.
– Bueno supongamos que es el clima -cuestionó levantando la ceja.
Estaba segura que el sabia que me gustaba, ya habiamos tenido este tipo de conversacion antes.
– Y ¿como has estado?
– Bien gracias, leyendo y con mucha tarea ya vamos a salir y este es mi último año.
– ¿sabes leer? – quise poner un poco de humor.
– Chistosa – tomo mi mejilla y la jalo -tenemos que hablar un día de éstos.
– Si claro – murmuré.
– Y ya no te pongas nerviosa, es normal que sientas eso, pero que le hago haci me hicieron.
– Tu eres el que te pones nervioso, por eso presumes ¿que? ¿te agobio tanto que ya no sabes ni que decir? – trate de usar un tono sensual.
– Si.
– ¡Oye! No deberias seguirme la corriente.
– Es que haci te pones mas roja.
– Ya tocaron el timbre.
– Bueno ya tengo que entrar, te cuidas.
– igual.
Mientras se iba lo segui con la mirada y a medió camino volteó y me guiño el ojo, no podia dejar que me viera nerviosa asi que mostre mi madurez y le enseñe la lengua.
Hilda estaba ansiosa por saber de que hablamos, pero yo no podia ni hablar.
– Ekaty ¿porque no me lo presentaste?
– porque estabas ocupada, ademas me llego de sorpresa ¿no viste? No se como me vio.
– ¿habrá visto que te estabas escondiendo de él?
– Que pena, espero que no.
– Yo pienso que si vio te encontro muy rápido como si te hubiera visto desde el principio.
¿Que me gusta de él? Pense. Mirando a la nada me di cuenta de que el nunca me mostro algo para sentirme haci, pero su forma de ser, sus gestos, su disponibilidad, su forma de hablar, su voz, su sentido del humor, la forma en como trata a los demás, su fe, eso todo eso me gusta de él.
– No sé, solo me gusta – mirando al cielo, frunci el ceño pensando.
– Mira – me enseño un papelito con un número telefónico – me lo dio el chavo de hace rato, se llama Daniel.
– Ah mira, si tu no pierdes el tiempo.
Meses después sali de la escuela, me salte la secundaria y estudié un carrera, de alguna manera hice las cosas al revés.
Hilda tenía razón no controle mis nervios y deje de hablarle a Anhel, nunca le di una explicación, solo me iba de donde estaba, no lo saludaba y ni siquiera lo volteaba a ver.
El nunca hizo la gran asaña ¿como podia causar eso en mi?. Ademas el nunca se fijaria en mí, soy mas joven que él, no hablamos, es como si no supiera de mi existencia, tengo seguridad ¿pero de que sirve tenerla si el tiene bastante? Estoy bastante bien económicamente ¿pero de que sirve si el no lo necesita? Lo que me impresiona a mí a el no.
Si yo siempre pongo obstáculos ¿como se va a enamorar de mi? Es como si le dijera «no estoy a tu alcance, ni siquiera te fijes en mí». Pero no me di cuenta de esto hasta que perdí mi oportunidad y el cambio
(Intermedio pendiente)
FIN
Sali a los sanitarios cuando Anhel me hablo.
– ¿Me podrias permitir un minuto?
– Ah… – no entendí a que se refería – si.
Estaba demasiado sorprendida me preguntaba que tramaba, mi mente no sabia que pensar mis nervios eran demasiados, ademas de mis ganas de ir al baño. Me llevo a un lugar un poco mas despejado.
– Ekaty – bajo la mirada mientras tomaba mi mano.
– ¿Si?.
Mi corazón latia a mil, sentia el pulso en mi cuello, un escalofrío me recorría.
Al mirarlo note que no era la unica nerviosa, pues el se quedo pensativo y dudoso, lleno de mucho misterio, por fin hablo.
– ¿A ti… A ti yo te gustó? -susurro.
– ¿eh? .
El estaba a punto de casarse y fue lo que más me confundio, me lleno de una inmensa curiosidad…
– ¿Porque quieres saber?.
– Porque estoy apuntó de tomar una decisión muy importante y no me quiero arrepentir.
Algo que nunca crei que escucharia pasó
– Tu te vas a casar ¿no?.
– Todavía no lo hemos hecho formal, por eso queria hablar contigo.
No entendia lo que pasaba, poco a poco solté su mano y hacia un nudo enterrandome mis propias uñas, queria reprimir mis sentimientos yo ya no queria sufrir, sentia un escalofrío que recorria mis dedos, mi mejillas se llenaban de calor y comence a sentirme desorientada.
– No se yo que tengo que ver en eso.
– Hace un tiempo que me gustas.
– ¿porque?
– Por la misma razón que yo te gusto a ti, eres bonita, amable con los demas, con tu familia, con los mayores, me gusta tu forma de ver las cosas tu te pones en el lugar de los demas, tu fe es muy grande.
Mis piernas temblaban, se sentian vacilantes, no sabia lo que pasaba ¿porque se comportaba así?.
– Aunque eres callada, cuando hablas dices algo acertado, tu forma de caminar es muy delicada, tu sonrisa no es la mas bonita del mundo pero si para mí, aun no se como paso esto pero pasó y me di cuenta muy tarde, al principio me costaba reconocerlo y aceptó que me gustabas antes y si me enoje por lo que pasó pero tal vez eso hizo que me diera cuenta de quien eras.
Me armé de valor.
– Voy a ir al punto ¿que quieres lograr con esto o porque me lo dices ahora?
– Si tu me dices que no siga con ella no lo haré.
– ¿como?- estaba muy sorprendida.
¿Como pasó esto? ¿porque me siento como una opción?.
– Vamos a intentarlo.
– Anhel no entiendo que me quieres decir.
– Si sabes – me miraba con intriga preguntándose si realmente no sabia a lo que se refería.
– Yo no quiero ser una opción, si te digo que no vas a seguir con ella ¿no?
– No se.
– ¿Que no sabes?
– Intenta ponerte en mi lugar, te estoy diciendo que dejaría esto por ti.
– ¿Porque me haces esto ahora?
– A ti yo te gustó ¿no?
– Sí Anhel- acente.
– Entonces porque lo negabas?
– Nunca me lo has preguntado, cuando me comenzaste a gustar yo estaba muy chica y no sabia lo que sentía, cada recuerdo que tengo es de ti, pero eso fue hace mucho tiempo no ahora, ahora me gustas pero no de la manera que piensas, es más como los recuerdos que me traes.
– Lo se, y perdoname por no haber tomado encuenta tus sentimientos.
– Ya no importa- trate de portarme fria.
– Si importa, ¿te das cuenta? Una vez estuvimos tan cerca…
– Entonces es una lastima, no haber aprovechado bien el tiempo.
– Ekaty ¿No puedes decirme que si? ¿sabes lo difícil que fue aceptar mis sentimientos y el valor que tuve que tener para decirtelo? En este momento me estoy muriendo de nervios, hasta siento un monton de mariposas en el estómago, simplemente ¿no puedes aceptar?.
Negue con mi cabeza, me dolia mucho mi corazón, sentia un nudo «se que me voy a arrepentir por dejar pasar esta oportunidad, solo espero que no sea mi terquedad». Sus pies comenzaron a moverse y comenzó a irse con pequeños pasos.
«No me voy a arrepentir».
«No me voy a arrepentir».
«No me voy a arrepentir».
«No me voy a arrepentir».
Comencé a repetirlo una y otra vez en mi mente. Debía mantener la dignidad que me quedaba, si cedo ante él va a tener el control de esto.
«No puedo, lo intente pero no puedo«.
Tome su mano con mucha fuerza y entrelase nuestros dedos.
– Te amo – lo dije.
El tiempo se detuvo, es como si solo existieramos nosotros dos, no parecía real. El volteaba lentamente, subia su mirada con una pequeña sonrisa vacilante. La persona de la que estuve enamorada 12 años por fin me habia visto. Ese niño que poco a poco se habia convertido en un hombre para mí y me había correspondido.
De pronto me jalo hacia el y me abrazó, lentamente cerre mis ojos y me pegue a su pecho, fue como si nos hubiéramos hecho uno, nunca lo podre explicar… Puse mis manos en su pecho mientras con mucha fuerza agarraba su sacó inclinó su rostro para poder besarme, comenzaban a caer mis lágrimas. Queria sollozar sentí mucha felicidad por ese pequeño instante.
despertando de ese sueño irreal, sintiendo mi rostro mojado y mi nariz congestionada, intentando ubicarme recordé la fecha esa fecha a la que tanto le temia habia llegado. El amor de mi vida estaba apuntó de llegar al altar…
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