Lo vi otra vez, como lo veo en todos lados.
Lo vi en la serie que iba a empezar a mirar, y tuve que apagar la pantalla.
Lo vi en el video que compartió una amiga y me quedé congelada.
Lo veo en mi tío, en mi jefe, en el compañero que me toca el hombro para pedirme permiso.
Y entendí que no lo había recién conocido, que había estado siempre conmigo.
Desde el primer contacto con un hombre de tres veces mi edad, gritándome qué cosas quería hacerme en la cama, desde el primer momento en el que me quedé callada.
Siempre tan inocente y crédula.
Estoy asqueada.
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