Hay una voz penetrante en mi cabeza que me grita desesperada todo el tiempo y no cesa. A veces es un murmullo con palabras entrelazadas entre sí muy confusas. Otras veces son gritos desesperados pidiendo ayuda que gritan tan fuerte, que se quedan sin aliento, es completamente ensordecedor y confuso. Son fuerzas con las que mantengo una lucha constante pero no siempre se puede ser fuerte, ¿verdad? Tengo que confesar que es agotador. Intento escapar pero no puedo, no me dejarán. Es como un bucle infernal del que no puedes escapar ni por un segundo, tus mayores temores, miedos e inseguridades están ahí brotando en tu interior recordándote que están ahí y no piensan largarse a ningún sitio.
No hay paz. No hay descanso. Quieres pelear como nunca lo has hecho, quieres estar bien, estar cuerdo, sientes un profundo desasosiego, te cuesta respirar y tu garganta se contrae de tal forma que te cuesta respirar y entonces es cuando escuchas su risa, se burla de tu vulnerabilidad vil y de forma muy cruel ,sin piedad. Estás atrapado como en una jaula, como el pájaro que vive en cautiverio y piensa que volar es una enfermedad , ese pájaro ni si quiera sabe de que color son sus plumas. Y entonces en ese preciso instante en el que te preguntas que demonios va a ocurrir ahora, empiezas una y otra vez,una y otra vez y vuelta al principio.
Algo parecido sería mi concepto del infierno si es que realmente existe. En mi opinión, yo diría que sí. Cada uno tiene su propio concepto sobre el mismo, muchos se lo imaginarán como El Infierno, de Dante. Llamaradas, después de la muerte, pagando por tus pecados y actos más viles y oscuros, una eternidad entre demonios. Para mí encambio, aunque es una gran obra, es algo completamente diferente, pues pienso que cada uno crea su propio infierno, ya sea en vida o muerte, repitiendo una y otra vez situaciones reales o imaginarias en las que sufrimos profundamente un intenso dolor, reproduciendo sin parar esas escenas, sin saber reaccionar, sin ni siquiera darnos cuenta, de que estamos atrapados en ese bucle infernal. Lo creamos nosotros mismos en nuestra cabeza, guiándonos por nuestra conciencia y mientras no salgamos de esas ideas, frustraciones, o pensamientos, volveremos a la jaula una y otra vez. Me imagino algún día abriendo la puerta de la jaula y echando a volar.
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