En ocasiones me siento como la noche oscura, sin luna. No hay referencia hacia dónde mirar. Mire donde mire todo se ve negro, hoy están de huelga hasta las estrellas. Mirando el vacío desolador aparecen en mi mente pensamientos fugaces como cometas ¿Tengo una visión del mundo y de la vida demasiado pesimista? No siento que la vida sea fea o cruel, prefiero no entrar en valoraciones, simplemente considero que la vida esta para vivirla mientras la haya. Para que preocuparse por cuando dejemos de existir, para que luchar a contracorriente en el rio de la vida. ¿Qué necesidad hay de invertir su flujo y forzarlo hacia arriba? ¿Somos más felices ahora que rozamos la inmortalidad y hemos alterado las leyes de la naturaleza? ¿Existe actualmente la selección natural?

Esta mañana me despertó el forcejeo de un zorzal sacudiendo las ásperas ramas del tomillo; este golpeaba con su pico las flores, y a pesar de que sintió mis ojos dormidos apoyados en su matutina hazaña, prosiguió como si nada le importase, más que ese importante cometido, tan presente como la realidad misma. En el fondo lo envidio, me gustaría por un momento ser él y no tener más preocupación que revolotear por los balcones en busca de suculentas flores. Volar desde arriba y verlo todo como una manta de patchword bien tejida, en una combinación de tonos dispares. Planear los rincones más inhóspitos y observar el tránsito de la vida desde arriba, con los ojos del verdadero Dios. Aquí en la tierra, “la vida es una vaca difícil de ordeñar” como decía Thoreau. Y seremos como el ternero, que lo consigue a base de cabezazos.

Ansío una vida tranquila, frugal y sencilla. Sin grandes acontecimientos estandarizados, mi mayor acontecimiento es poder presenciar el atardecer purpura y el canto del mirlo. Quiero formar parte de lo salvaje, de la vida en su estado natural, siento que puedo prescindir de la mayoría de cosas materiales y superfluas; en cambio, no me quites observar la huerta, el rio o un atisbo del corzo fugitivo que ya ha aprendido como huir del peor animal, el temible depredador humano al que nadie consigue saciarle la sed.

Sé que quizás son difíciles de entender esta clase de sentimientos. Que imperiosa y tenaz necesidad tenemos vibrándonos dentro del pecho, que clase de infelicidad, descontento o inconformismo arrastramos y de donde surge. ¿Seremos unos desagradecidos? Hablo en plural, puesto que este instinto, casi como un imán gigante te empuja a caminar constantemente atraído hacia una dirección, la libertad. La misma que siguió Thoreau, Alex supertramp, Mary Oliver, Chomey, Beatriz Montañez, entre otros. A muchos les parece que es más fácil abrir la televisión o una red social para hallar la felicidad. Para nosotros, eso es un fragmento distorsionado del verdadero acontecimiento magnánimo que es la vida y el dinamismo natural en el que está envuelta.

En la noche sin satélite, suena Caamp – Misty :” Oh, you got me walking ten miles high Oh, step off, see if I can fly. Oh, don’t care if I live or die” / “Oh, me tienes caminando a diez millas de altura. Oh, bájate y mira si puedo volar. Oh, no me importa si vivo o muero”

Mientras haya sangre por las venas y un tambor tribal sonando en el pecho; más que un bombeo, un alarido, un aullido casi primitivo, seguiré caminando por el mismo sendero, atenta a los instintos. Conquistaré una pequeña parcela y me estableceré en ella, escribiré mi historia, la historia de muchos, que pocos lograron comprender a pesar que estudiaron los posibles motivos de ese anhelo. Pero, ¿se puede aprender algo que no se ha despertado o experimentado dentro? ¿Estamos dispuestos a conformarnos con lo que nos caiga tras mucho esfuerzo? Migajas y miserias de personas que dicen saber que es lo bueno para nosotros y para el bien de la sociedad. Los mismos que hablan de lo maligno del individualismo y, te confunden diciendo que es el mal actual. Sin embargo, Qué es la sociedad sino un conjunto de individuos. Su riqueza es su diversidad y pluralidad. Fomentemos pues el pensamiento crítico. Liberémonos del miedo y entreguémonos a la vida. Y si su crueldad finalmente se nos lleva al menos la riqueza verdadera habrá sido vivir en total libertad.

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