Los balcones de mi vida

Los balcones de mi vida

Anca Mirta

09/02/2018

Si estamos conectados en este momento es porque decidiste saber sobre mi vida.

Me llamo Laura y estoy en el cuarto pináculo de mi existencia.

-¿Pero qué es esto?, ¿Qué tienen que ver los balcones con la numerología? ,¿De qué pináculos habla esta mujer ? –

Paso a explicar mi idea. Las «ciencias metafìsicas»,que comprenden el tarot,quiromancia,astrologìa,entre otras ,también tienen una, quizás la menos conocida, la «numerología»

Ella divide el trayecto de nuestras vidas en cuatro etapas.Estas etapas, o ciclos, nos ayudan a entender una lección y a su vez supone un reto a nuestra existencia a partir de la adultez y se los conoce como pináculos.

Cada pináculo ò ciclo dura nueve años. Pasado este tiempo empieza el siguiente. Después de los cuarenta años, aproximadamente, comienza el tercer pináculo .Finalizado el periodo de este tercer ciclo y hasta el final de la vida atravesamos el cuarto y último pináculo.

Da la casualidad, que cada una de esas etapas, la comencé también con un cambio de hogar y por consecuencia un cambio de balcón. Y no sé ,si es casualidad, destino o una burda similitud pero es lo que me llevó a contarte esta historia, mi historia, la cual la narro desde el último de mis balcones y el último pináculo de esta vida, mi vida.

¿Cómo es este último balcón? te preguntarás. Es el más abierto de todos los que he tenido, también el más solitario. Para donde mires verás pequeñas luces de las torres de la ciudad en un continuo prende y apaga. Son las famosas balizas de señalización obligatorias para todo aquel edificio o antena que supere determinada altura. Ellas, al igual que el pináculo o ciclo por el que estoy atravesando, marcan una advertencia ò un camino a seguir.

Siento que en esta etapa mi adultez me indica que es momento de guiar y acompañar a los otros. Dar sin esperar nada a cambio, es la clave o la misión para esta parte de mi vida…y quizás, contarte sobre mis balcones, sea parte del camino trazado.

El primer balcón de mi vida

Hasta los veinte años nunca había vivido en departamento. Con Santi, mi novio de ese momento, nos anotamos en un plan de vivienda social impulsado por el gobierno que nos permitiría casarnos y así tener un balcón propio.

Mis padres alquilaban una casita, a tan solo dos cuadras donde se emplazaba la obra de viviendas, así que ellos también hicieron su inscripción para obtener su propio hogar.

Meses después, las viviendas eran sorteadas por la lotería nacional y la alegría fue inmensa al saber que ambas inscripciones habían salido favorecidas con la posibilidad de tener la casa propia.

A fines del 75, y sin muchas explicaciones, Santi me dice que no quiere continuar nuestro noviazgo. Realmente no fue para mí una sorpresa porque no era un noviazgo como suele ser el de adolescentes lleno de altibajos, por el contrario era muy monótono. No había en nuestra relación grandes sorpresas, ni esa necesidad de estar juntos como pasa cuando realmente el amor verdadero llama a nuestras vidas.

En ese momento tomé conciencia que teníamos un compromiso con el pago mensual del departamento por lo cual le pregunte que quería hacer con él. Me miró y sin dudar me dijo: -es mío solamente, porque cuando completé los papeles no me tomaron los tuyos. Así que esperaré la adjudicación y después veo que hago.-Sentí que Santiago tenía todo más que claro…

Por años no nos volvimos a ver. La obra se terminó; A mis padres le entregaron su departamento, para ese momento ya estaba de novio con el hombre que después me casé, así que ese balcón prácticamente no lo conocí, no lo viví, pero si lo sufrí.

Con el tiempo una oportunidad laboral me llevaría a trabajar frente al edificio de mis padres y también frente al de Santi, quién había decidido vivir en el lugar de recién casado.

Mi madre me contaba que cada día Santiago espiaba detrás de las cortinas en el horario de mi salida de la oficina. Pero la vorágine de mi propio matrimonio nunca me hizo detener a pensar porque trataba de espiar, si era él quien un buen día decidió terminar nuestro noviazgo.

Pasaron los meses seguí trabajando frente a la casa de mis padres.

Diariamente, a la salida de mi trabajo, pasaba a saludar a mis hermanos. Un día paso por el almacén a comprar unas galletitas para merendar con ellos. Al llegar al negocio delante mìo había una clienta de mi edad.

La almacenera, enterada por mi madre de que iba a ser mamá, me felicita en vos alta.La chica se da vuelta intempestivamente, me mira con asombro y me dice como si fuésemos viejas amigas–¿estás embarazada?- Y siguió el interrogatorio tipo policial : ¿cuánto hace que estas casada?. Le respondí –nueve meses- .Su cara, me sacó de eje porque no entendía que le pasaba, ni sabía quién era, pero al interrogatorio siguió su exposición diciendo:-Nos casamos con una semana de diferencia…pero él no quiere tener hijos…-Supuse que hablaba de su esposo, pero no entendía porque me lo decía …dude de no reconocerla..Quizás era una compañera de escuela primaria y yo no registraba su rostro…Quizás era familiar de algún amigo…Mi mente en esos minutos no paraban de pensar quien era esa desconocida que tanto sabía de mi…

La muchacha pagó, me felicitó y salió del lugar escapada, como quien hace una travesura y después toma conciencia. La almacenera al ver mi cara de asombro me explicó: es la esposa de tu ex novio-.Después de ese día jamás la volví a encontrar.

Pasó el tiempo, mi panza crecía y yo seguí trabajando frente a la casa de mis padres. Cada tarde al salir del trabajo mi mamá me comentaba, Santi estuvo espiando.

Otras veces nos cruzamos caminando por la calle, pero el pasaba muy tieso, con la vista perdida y no me daba lugar para un saludo. Juro que si me hubiese dado lugar le hubiera agradecido por haber terminado nuestro noviazgo a tiempo… le hubiera dicho que me ponía feliz que los dos hallaramos el verdadero amor. Pero jamás me miró a los ojos y yo jamás me animé a detenerlo..

Nació mi primer hijo. Seguí trabajando, mi madre me cuidaba al bebé, y un día al salir de la oficina veo ambulancias, bomberos, policías…

Llego a la casa de mis padres y mi mamá muy angustiada me dice: Santiago se ahorcó.

¿Se ahorcó? ¿Por qué? …

Con el tiempo dijeron que padecía depresión. Que la esposa no soportó más la situación y se había ido, decían otros vecinos.

Santi dejó de espiar, pero cada día al llegar del trabajo a casa de mis padres, la que espiaba hacia su casa era yo.

Espiaba un departamento vacio. Buscaba una señal que me permitiera entender que le pasa por la cabeza a una persona hermosa, joven y sana en el momento que toma esa dura determinación.

Jamás pude encontrar la respuesta…

SINOPSIS: NOVELA DE CUATRO CAPITULOS QUE CUENTA LA VIDA DE LAURA A TRAVÈS DE LOS BALCONES DE LOS DISTINTOS DEPARTAMENTOS DONDE HA TRANSCURRIDO SU EXISTENCIA. COMO HA SOBRELLEVADO SUS PROBLEMAS Y COMO CON LOS AÑOS COMPRENDIÒ QUE LAS ETAPAS POR LAS QUE TUVO QUE ATRAVESAR ESTABAN MARCADAS EN SU DESTINO

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