El mundo ha cambiado, pero nada ha cambiado mas que Dayan, junto con sus amigas se convirtieron en las hermanas oscuras. ¿Pero qué fue lo que les sucedió?
***
I. Woural
El gran bosque conocido como Woural dominaba todo lo que años antes había sido una región, se alzaba con enormes árboles de varias especies creando un ambiente de penumbra espeluznante lo que hacía que grupos de seguridad u otras amenazas se mantuvieran fuera. Gran satisfacción para la tribu que vivía oculta en las profundidades. Allí, en la tribu de Woural -como era llamada por sus habitantes- era un día de caza, así que las armas se preparaban para poder tener éxito. Un dato curioso es que la tribu estaba conformada por varias mujeres, no había ni un hombre, y la verdad es que entre todas se llevaban muy bien y se protegían. Así que, día de caza… Una manada de alces pastaba en un pequeño claro, todos estaban muy concentrados en desprender la hierba, que no notaron el movimiento que se cernía sobre ellos hasta que fue demasiado tarde. Las mujeres, un grupo de diez, vestidas con tonalidades oscuras -negro, café, gris, hasta verde-, saltaron de los árboles hacia la manada, las que pudieron lanzaron sus flechas con los arcos, otras lograron acuchillar a unos cuantos animales con sus largas cuchillas filosas antes de que el resto del grupo se dispersara y huyera hacia la salida más obvia. En total obtuvieron cinco alces, parece fácil cazar en grupo con un sigilo extremo, pero sí que tiene dificultades ya que deben fijarse de no matar por accidente a las crías o a las madres, y deben dejar uno que otro macho para que la manda se recupere y puedan cazar de nuevo. Y además, aparte de ellas, un felino estuvo produciendo bajas, lo que les complicaba las cosas. Sin embargo, ya no más. Entre los árboles, una sombra oscura esperaba, esperaba el momento exacto en el que comenzar su acometido. Escuchó a lo lejos cuando se desató la cacería, y luego con la adrenalina subiendo, cómo los alces huían, solo que no sabían que huían hacia ella, eso pudo haberlos asustado, sin embargo pasaron debajo de ella sin enterarse, y ella no se lanzó contra ellos, esperaba otra cosa…
El césped comenzó a crujir, algo se acercaba y rápido, la sombra se preparó ya que no tendría otra oportunidad, hizo los cálculos necesarios, y en el momento indicado, saltó del árbol, y aterrizó con un equilibrio perfecto justo delante del asesino con pelaje que amenazaba a sus alces. El felino, un puma gigantesco, dos o tres veces más grande que la sombra, se detuvo en seco, pero un instante después reaccionó ante la amenaza, su pelaje se erizó, mostró cada uno de sus dientes con un gruñido y se agazapó para saltar sobre su nueva presa. Sin embargo ella no era su presa, era el depredador. Esquivó el salto del puma con gran facilidad, se retrajo en el suelo, y en el desconcierto del animal por su fallo, la sombra saltó hacia él, cayendo sobre su lomo, y sin perder tiempo, le clavó su espada hasta el corazón, e instantes después, el feroz puma se desplomó ya sin vida. La sombra estaba feliz por su nueva victoria, era la primera vez que se enfrentaba a un felino y la facilidad con la que acabó con él hasta logró sorprenderla. Agarró al animal por las patas traseras y se lo llevó jalando como prueba de que había tenido éxito.
El grupo de mujeres que había ido a cazar ahora se encontraba fuera de una pequeña edificación de madera, piedra y maleza despellejando a la futura comida, y algunas cocineras y las fabricantes de ropa u otras necesidades andaban ahí viendo que se desocupaba que pudiera servirles. Ellas fueron las primeras que avistaron a la sombra venir con la alimaña ahora muerta. La recibieron con varios vítores, y entonces el resto de la tribu al escuchar el alboroto bajó. ¿Bajar? Bueno, la verdad es que la tribu apenas y ocupaba el suelo cuando se trataba de vivir, sus casas se encontraban en las cimas de los árboles, era toda una colonia lo que había allí y quitaba el aliento al verla, realmente era impresionante, al voltear arriba se veía una ciudad pequeña y llena de vida, las edificaciones estaban construidas hasta la perfección, y los materiales solo eran ramas, madera, algo de piedra y más vegetación, eso igualmente le ayudaba a camuflarse por si hubiera alguna amenaza.
-¡Bien hecho!
-No fue nada. -contestó la sombra con una voz tan hermosa pero tan fría a la vez -La piel puede ser útil.
-¡Y lo demás también! -dijeron con entusiasmo.
Dos mujeres morenas se llevaron al puma y la sombra por fin quedo libre. Se sacudió las manos enguantadas a medias y se retiró la negra capucha de la cabeza. La sombra era una mujer, a quien se tomaba normalmente como líder de la tribu, Dayan Wolf. Su cabello esponjado y alborotado la cubrió como un manto hasta la cadera, era del color de los troncos más oscuros y parecía tener una vida propia. Dayan se desabrochó la larga capa negra y una de las mujeres la tomó. Entre la tribu, se decía que Dayan probablemente hubiera sido de las mujeres más hermosas que había habitado sobre la tierra, claro que esto habría sido años antes, antes de los cambios del mundo. Ahora, seguía siendo hermosa pero de una manera exótica, no delicada ni inocente como lo sería una princesa, cuando la mirabas se te venían unas palabras a la mente que la describían totalmente: bella, letal, indesafiable. Pareciera que hubiera nacido así, para liderar gente, ser un arma, sin embargo ella no siempre fue así, era alguien muy, muy diferente. Claro que ella bloqueaba cada recuerdo, cada experiencia de su «vida anterior», lo sepultaba tan profundamente que había veces que parecía que esa vida no hubiera existido, y según la propia Dayan eso era lo mejor.
-¡Dayan! -una muchacha se acercaba corriendo con una gran sonrisa y al llegar junto a Dayan la envolvió en un gran abrazo que solo duró unos segundos sabiendo de las reacciones violentas de Dayan hacia los abrazos. -¡Tú primer felino!
Calypto, más conocida como Aly, de la misma edad de Dayan -diesiciete años- y muy parecida a ella también, era la única chica de la tribu que nunca dejó de tratarla como la chica que antes era.
-¡Aly! ¡Deja de atosigar a Dayan!
Otra chica también sonriente llego para completar el trío.
-Deja de matar el ambiente Titania. -le reprochó Aly haciendo un mohín.
Dayan, Calypto y Titania, eran conocidas por varios nombres, en la tribu eran las Hermanas Oscuras, y el más famoso aparte de ese entre gente de fuera de Woural, era el Trío Oscuro, o simplemente las Sombras. Y obviamente había razones para que fueran bautizadas así: Desde el comienzo, ellas tres siempre habían estado unidas. En asaltos o algún enfrentamiento peleaban de una manera sincronizada casi siempre, y aparte contaban con una habilidad de sigilo casi sobrenatural. El término «oscuro» les venía de sus ropas negras siempre las usaban, era un conjunto de cuero negro que les cubría casi todo el cuerpo y se ajustaba a su figura, usaban botas también negras, y para complementar, la larga capa con capucha. Es raro que alguien fuera de Woural las viera sin la capa, esto les servía mucho porque así su identidad quedaba oculta. Y el «Hermanas» aparte de su unidad, de lejos casi podrían ser idénticas, sin embargo de cerca ya se veían las claras diferencias. Aly y Titania a diferencia de Dayan tenían el cabello negro como el ébano, aunque las tres lo mantenían con el mismo largo, también eran de la misma estatura y sus colores de piel eran parecidos. Aly tenía la piel nívea, Titania de un bronceado claro, y Dayan siempre fue muy pálida, y en su vivencia aquí con las proteínas escasas, llegaba a verse casi literalmente transparente, esto le preocupaba mucho a Aly, así que cada vez que había carne se aseguraba de que Dayan tuviera un buen pedazo. Aly y Titania tenían muy buena forma, eran delgadas y esbeltas, Dayan también solo que a ella le faltaba poco para llegar al hueso, eso le daba un aspecto afilado a su cara y a sus extremidades. En los ojos es donde eran totalmente diferentes, los de Dayan eran como hoyos negros, no se distinguía la pupila del iris, y las escleróticas las tenía enrojecidas la mayoría del tiempo por la falta de sueño, Aly tenía los iris de un hermoso tono lila y Titania los tenía dorados, como oro líquido. Claro que no eran sus colores naturales. Fue cuando llegaron a los alrededores del bosque, no saben si fueron esporas o que fue, pero los iris de todas las mujeres cambiaron de color, era algo muy extraño pero se acabaron acostumbrando al cambio.
II. Flechas de Sangre
La tribu entera se dispersó para ir a los trabajos del mediodía, habían hecho un gran claro que quedaba oculto a ojos entrometidos donde se podían trabajar varias cosas, agricultura, fabricación de armas y de cosas de uso cotidiano, y también se dejó un espacio grande para poder practicar. En esto se incluía, fortalecimiento, práctica con diversas armas, o enfrentamientos cuerpo a cuerpo. La vida en la tribu hasta eso era sencilla, ya llevaban allí como año y medio, y aunque al principio tuvieron dificultades, las cosas lograron avanzar y se tuvieron muy buenos resultados. Solo que el mundo exterior no se mantendría fuera de Woural por siempre. Allá iban, Dayan, Aly y Titania junto con otras tres subcomandantes para discutir lo que podría avecinarse. Se reunieron en una cabaña pequeña dejada en tierra para situaciones como esta. Todas se notaban tensas, hasta ahora no habían tenido problemas, pero los últimos meses la paz empezó a distorcionarse. Todo empezó con un asalto común, habían llevado a cabo otros tres en el mismo mes y no habían tenido complicaciones, en ese momento todavía acechaban, el grupo, conformado por unas treinta mujeres para enfrentar a cuarenta traficantes se movía con un absoluto sigilo por las ramas de los árboles, parecían fantasmas, ni siquiera espantaban a los animales. Hasta la naturaleza parecía haberse puesto de acuerdo para estar en favor de las salvajes, como las llamaban los hombres. Salvajes, bueno, ellas tenían acordado que en los asaltos solo se debía dejar a los traficantes incapaces de luchar, sin embargo últimamente habían tenido que producir algunas bajas ya que ahora los malditos desgraciados se habían apropiado de varias armas y las vidas de las mujeres del bosque corrían peligro. Afortunadamente solo había muerto una hasta ese entonces. Por medio de señas indicaron que tenían que detenerse. Se quedaron como estatuas, con la vista fija en su objetivo, debían llevarse el cargamento que se encontraba sobre una gran carreta, eran puros cofres, pero según unas fuentes de información, contenían alimentos perecederos, ropa, algunas armas y cosas de más que en aquellos tiempos solo gente que dispusiera de una buena cantidad de dinero se podía permitir.
Los traficantes, un grupo que se hacía llamar Las Flechas de Sangre, llamados así por su defensa: flechas que tintaban con sangre de animal, estaban sentados desperdigados por todo el campamento comiendo su caza del día. De todos los asaltos que habían producido las salvajes, se podría decir que este sería el segundo más peligroso, ya que los grupos anteriores excepto el último no contaban con nada mas que sus puños para defenderse. De pronto, todos los ojos de las mujeres estaban fijos en tres figuras que se encontraban a mayor altitud, las Hermanas Oscuras intercambiaron unas palabras rápidas y entonces se agazaparon, Aly, que estaba en el medio, a indicación de Dayan, levantó el brazo con la mano extendida, en respuesta, todas las mujeres al igual que las hermanas se prepararon para saltar, y cuando Aly cerró la palma en un puño, comenzaron a saltar, unas se balanceaban de rama en rama, corrían por ellas, o se lanzaban directamente al suelo aún teniendo en cuenta que estaban a una altura considerable, aunque eso ya ni siquiera les producía el más mínimo temor. En segundos, todas las mujeres excepto las hermanas ya estaban dejando inconscientes a quien se les cruzara por delante. Dayan, Aly y Titania contemplaban todo desde las alturas, siempre evitaban los enfrentamientos, aunque cuando era necesario se unían a su tribu y en minutos vencían. Claro que esto como todo en el mundo tenía su razón, si ellas tres pelearan muy seguido y se exhibieran, empezarían a causar una verdadera conmoción entre la población y podrían convertirse en un blanco, y eso era precisamente lo que estaba comenzando a ocurrir, eso era lo que tenían que discutir, todo por una persona, por una persona y el grupo entero que aunque se enfrentaban a perder el cargamento les habían tendido una pequeña trampa que si tenía resultado les daría muchos más beneficios que un simple cargamento de mercancías. Porque después de todo, muchos sobrevivientes de los grupos anteriores que asaltaron habían sido testigos de la singular manera de pelear de las hermanas, sus habilidades, eso no podía provenir de la naturaleza humana, así que se pusieron a indagar, y después de una larga búsqueda las encontraron: hace dos años había habido una fuga de un grupo de mujeres de uno de los complejos secretos de las autoridades, y las más buscadas de todas ellas eran precisamente Dayan, Aly y Titania, claro que aún no estaba confirmado que fueran ellas ya que su descripción solo decía: «Sumamente peligrosas, de ser vistas avisar inmediatamente a las autoridades correspondientes»
OPINIONES Y COMENTARIOS