Milagros de bondad

Milagros de bondad

Mientras pensaba en que escribir fueron muchas las ideas que llegaron a mi mente, recordé muchos sucesos e incluso mi mente fue capaz de imaginar historias de ficción. Redacté más de tres escritos y de esos concluí dos el que estás leyendo y otro que pensé estaba muy interesante pero para aquellas personas a quienes se lo leía, sin embargo yo sentía que no llenaba mis expectativas y que había redactado una estupidez.

Sentirse vacío es normal lo que no debe considerarse normal es que la vida se caracterice de esa manera. Realmente el día de hoy fue muy gratificante y describirlo con estas palabras es lo que significa el arte de transmitir lo vivido, sentirte plenamente útil y saber que hiciste algo que salió de corazón y que esa acción favoreció a alguien que sí lo necesitaba eso no tiene precio.

Darte cuenta de que las oportunidades que te brinda la vida son para dejar huellas y ser mejor cada día. Nadie dijo que en este mundo tienes que hacer cosas malas para que te reconozcan y tampoco se dijo que se es necesario esperar algo a cambio cuando brindas algún servicio. Las bendiciones llegan cuando eres puro de corazón y cuando superpones jerarquías de importancia y prioridades.

La pandemia, la cuarentena, el toque de queda, el virus, la realidad que vivimos… es una oportunidad de sensibilizarnos y ser más empáticos, estos confinamientos son los que nos deben motivar a entender que no todo es para siempre y que al final lo que valdrá la pena será aquello que hiciste que logró satisfacer tus emociones de humanidad y tolerancia.

Somos peregrinos en esta tierra, pasajeros que no sabemos cómo, cuando y donde dejaremos de ser, estamos en lo más incierto de nuestra existencia, la existencia misma. Es por dicha razón que se necesita comprender que no tenemos que ser egoístas ni malas personas para sentirnos bien, porque créanme es todo lo contrario.

Hoy sentí que mi vida vale la pena y que hacer el bien es lo que me satisface. Son muchas las actividades que he presenciado al vivir en la misma principal de la calle Duarte (República Dominicana) que atraviesa la pequeña comunidad en la que vivo y el día de hoy fue muy agradable ver como las personas muestran su humanidad a través de la ayuda y sensibilización con un ciego que tenía un letrero que decía ‘’Todo lo que hay es de Dios, quien pueda colabore con el cieguito. Que Dios lo cubra con su sombre’’ y una pequeña lata. Mientras él caminaba personas se le acercaban y le echaban dinero en su lata, personas que salieron a trabajar se detenían a colaborar, otras que iban conversando tomaban tiempo para ayudar y esos que corrían para que él no se fuera antes de ellos insertar dinero en su lata.

Ese señor pasó frente a mí mientras conversaba con mi hermana y un amigo, dejamos a un lado nuestro tema de conversación y nos concentramos en ese ciego que caminaba con su letrero y su lata. Mi amigo se puso de pie y ayudó al ciego a cruzar la calle, la misma calle que estaba siendo transitada por muchas personas, la misma que sirvió de testigo para este escrito.

Él siguió su camino y no tardó ni 10 minutos para volver a pasar. Mi hermana, amigo y yo pusimos dinero en su lata y le brindamos una silla para que descanse. Después, un joven que por su apariencia física y su estilo de vida las personas lo consideran como alguien irrespetuoso y aprovechado fue quien sin titubear le preguntó al señor que si tenía hambre a lo que este le respondió que sí e inmediatamente el joven le compró un jugo y una tostada.

Estaba sentada a menos de dos metros de aquel ciego y pasado los 30 minutos decido ir a comprar preparativos para la comida y me di cuenta que este se iba y decidí ayudarlo. Este me preguntó que donde estaba y que a donde llegaría si continuaba por donde caminaba, le respondí mientras caminábamos… Entablamos una conversación muy amena que hasta me pasé de donde tenía que llegar y fue cuando lo dejé ir, preocupada porque él andaba solo pero feliz porque me sentí útil.

Pero, antes de él irse le dije que si quería algo más de comer para comprarle lo que quisiera y este me dijo que ya se había tomado un jugo… a lo que le respondí que cuando regrese hacia atrás llegue donde mismo estaba sentado para brindarle comida, este me dijo que como decía y yo le contesté que diga ‘’Las mellas del puente, frente al destacamento´´.

Fue una gran sorpresa para mí verlo pasar por esa calle que queda en frente aproximadamente 4 horas después, lo llamé, lo invité a sentarse y le serví comida, y luego fui a comprarle un jugo. Busqué una silla para mí y me senté cerca, mientras lo veía sentía una sensación de pena y alegría, la misma que siento ahora recordando.

Cuando terminó de comer se fue, lo ayudé a subir al motor en el que se iba y este me dijo ´´Dios te bendiga´´. Y fue entonces cuando sentí que somos capaces de hacer más de lo que imaginamos y que realmente es mejor dar que recibir cuando se hace de corazón.

Puede ser que pensemos que estamos pasando por los peores momentos y quizás sea así, pero a pesar de eso siempre vemos como la bendición de Dios toca nuestra puerta y nos brinda la oportunidad de hacer algo diferente y digno de admirar. Que lo negativo nunca llegue a afectar nuestras vidas de tal manera que muera nuestra humanidad, empatía y tolerancia a los demás, porque en cualquier momento podemos ser agentes de cambio y eso no lo podemos ignorar.

El día de hoy fue una oportunidad de identificar que en mi calle se pueden hacer milagros internos y externos que pueden ser llamados milagros de bondad.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS