Para ti que estás leyendo esto:
¿Por dónde empezar?, de seguro alguien respondería – pues por el principio, y sí, es una respuesta válida, pero no tengo claro cuál es el principio, intentaré de un modo.
Cuando somos pequeños es fácil caminar por la calle, ya que solo debemos tomar la mano de mamá y no soltarla, admiramos a la gente, también observamos el cielo y ¡oh, que veo! , por ahí pasa el señor del helado, hacemos un berrinche y miramos con unos ojitos enternecedores a mamá, quién por complacernos nos compra el helado, en fin hemos logrado nuestro cometido.
A menudo que vamos creciendo, vamos teniendo más responsabilidades, a veces no recordamos el momento en el que dejamos de comportarnos como niños, pero es algo inevitable, todos tenemos que «madurar», aunque eso no haya estado en nuestros planes.
Recuerdo la primera vez que viaje sola a un lugar que conocía muy poco, mis padres me habían dado muchas indicaciones para que todo vaya a salir bien, cuando fui me sentía preocupada porque siempre estuve acompañada en esos viajes y al estar sola me sentía amenazada, mientras caminaba leyendo el nombre de las calles y tratando de recordarlas, pensaba en cosas que tendría que empezar a hacer sola, por ejemplo: papeleos, más viajes, lidiar con la gente, trabajar, compras, etc.
Recién me daba cuenta que ya no sería sobreprotegida, que me enfrentaría a la vida sola y estos serían los primeros paso para que al final se reflejen en un vida independiente, bueno relativamente.
Entonces, uno de los lugares que se convertirá en tu maestro de «madurez» es la calle, ya que ella te enseña, pero tú eres quién decide que aprender y como aprender, mientras habrá gente que diga que solo si es que las cosas te suceden a ti directamente aprenderás algo, yo te diré que si ves a tu costado puedes aprender indirectamente muchas cosas y así evitarte muchos inconvenientes.
La calle te enseña… y mientras más camines, más aprenderás.
Atte. Alguien que recién empieza a caminar.
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