Asalto al banco
La cajera quiso quitarse una avispa con la mano derecha, ese solo acto, casi imperceptible para los demás, desato el infierno dentro del banco. Uno de los ladrones, casi seguro pasado de droga, comenzó a disparar a diestra y siniestra. Una pobre mujer, embarazada ella, cayo con el primer disparo, la sangre brotaba de su cuerpo como si fuera un geiser. Un hombre intentó desarmar a otro de los ladrones y recibió una ráfaga que lo partió al medio, aún seguía vivo cuando otra bala le atravesó la cabeza. Los gritos eran espantosos, nadie de los que estábamos presentes podremos, alguna vez, olvidar tanta muerte absurda. Cuando por fin la policía logró tomar el control y atrapar a las bestias asesinas, el piso de la entidad bancaria era un mar de sangre, orina y lágrimas.
Después que el medico vio que yo no tenía nada, volví a mi casa, me acompaño un policía en la patrulla. Por desgracia tuve que comprar otra vez el pan y la cebolla. Menos mal que antes del asalto ya había pagado la tarjeta de crédito, recuerdo que el cajero (que me conocía) me dio el talón sellado y dijo:
—¡Ultima cuota del viaje! Qué suerte…
El pobre quedó tirado contra uno de los muebles todo despatarrado… Que tarde es, por favor. Tengo que hacer la comida antes que los chicos lleguen de la escuela. Huy tengo manchada la ropa con sangre, que asco. Me doy un baño y me saco toda esta porquería.
«…Siete muertos y varios heridos graves, fue el saldo que dejo el asalto al banco Municipal, por un grupo comando armados hasta los dientes.»
Basta con tanta noticia de mierda, ¿es que no hay música en esta radio? ¿Qué hace el vecino? Corta el pasto ¿a esta hora? Lindo se lo va dejar el sol. Que se joda por boludo. Tengo que llamar a Pedro para avisarle que no pude pasar por lo del mecánico. Lo del banco fue bravo de verdad, pero duro mucho y no había por dónde salir ni escapar. Bueno que vaya él después del trabajo. ¡Qué ricos fideos! Tengo que rallar el queso. No me acuerdo si puse el lavarropas, no sé dónde tengo la mente, estoy como desorientada…La embarazada se agarraba la panza, pobre mujer ¿alguien la ayudo? Me parece que no. Me duele un poco la cabeza, que es esto, parece un chichón, ¡hay! Duele mucho. Voy a descansar un rato, mientras espero que lleguen los chicos…
¡Qué oscuro esta todo! No puedo ver nada, que frio hace, ¿Qué es este lugar? Ahí enfrente hay alguien, escucho voces.
—Hola, ¿Dónde estamos? ¿Por qué no me contestan? Yo los conozco, vos sos el cajero que me atendió hoy en el banco, y vos la señora que tenía un ramo de flores que volaron con una ráfaga de balas. ¿Pero cómo puede ser? ¡Cuánto frio! Alguien que me preste un abrigo por favor… el chichón desapareció. Y los chicos ¿habrán vuelto? Y yo acá perdiendo el tiempo. Tengo que volver, ¿ y la puerta? ¿Dónde carajo esta la puerta?
—Señora es por acá, me sigue por favor.
—¿Qué? ¿Quién es usted? Yo no voy a ningún lado, tengo que regresar a mi casa, me están esperando, se me van a pasar los fideos y todavía no ralle el queso… por suerte ya no me duele la cabeza, me siento espectacular. No entiendo como llegue a este lugar…
—Póngase en la cola, pronto se prendera la luz del túnel y podrá salir por él…
Liliana B. Musso
05/11/2020
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