Las calles vacías son como el hambre, como la pena , como la muerte misma. Nada es tan triste que ver mis calles sin nadie , sin nada , sin aromas , sin sus sonidos urbanos, sin los niños de la mano de quien los cuida, sin los perros que buscan sin cesar algo de comer, sin llantos ni discursos religiosos , sin recuerdos que pintar en sus paredes. Hoy la miro lejana y desierta , desde la ventana húmeda y fría, la quietud abruma y enloquece los sentidos. No veo a nadie caminando entre o desde que la oscuridad de la duda en los humanos, fue sembrada por las pestes creadas por nosotros mismos.
Las mascarillas cubren no solo nuestros rostros, sino que también el alma, y con ello el amor, la alegría y lo mas doloroso cuando parte un ser amado, o cuando nos obliga a distanciarnos de aquellos que amamos y necesitamos. Las calles vacías también logran enseñarnos que nos ahogamos en mares de contaminación que hemos creado, desplazando a la vida natural y sana , que nuestro creador dispuso para nuestro natural desenvolvimiento. Las calles vacías son la escuela del aprendizaje tardío , por parte de quienes no solo se hacen poderosos con estos resultados, si no que a su vez , destruyen el núcleo que forma la gran masa critica, que desborda ideas y acciones autodestructivas.
OPINIONES Y COMENTARIOS