Peinan tus pestañas las nubes. Sendas columnas como barrotes me aprisionan presa dócil en esta amarilla belleza. Qué paradoja me envuelve: te consumes para mostrarme todo lo que yo pueda ver y, sin embargo, no puedo verte. Punto de atención familiar. Solo sabes de la soledad, entre incontables miradas y hermanastros indiferentes. Y allá, inalcanzable para mí en el tiempo hay un vacío que se interrumpe. La muerte roja vendrá a abrazarnos con su brasa imposible de amor y fuego.
Todas tus luces.
Etiquetas:
poesía
OPINIONES Y COMENTARIOS