En este espacio multiforme

Recorro mis heridas abiertas como caminos laberintosos

Absorbiendo el veneno y suturando yagas

Cómo cual costurero de hilos alambrados

Es de ese dulce néctar venenoso

Que se manifiestan las criaturas del adentro

Y con los hilos alambrados que juguetean en mis dedos

Van tomando forma las figuras sempiternas

Que se trenzan en mis extremidades creativas

Y me incan el colmillo derramando el líquido sagrado

Oh… dulce ironía del costurero

Que te derramas con tus propias creaciones

Luchan ellas con tus diez profetas de letras

Es en ese momento…

Del delirio doloroso y placentero

Que se desdibuja el sueño y el despierto

Y la película de tus ojos ya no es blancoscura ni tornasol

Te sumerges en una realidad de ladrillos

Inquebrantable concreto

Prisionero de la monotonía

Doloroso destierro a la injusticia

Víctima del asesino silencioso llamado olvido

Y se escapa entre los labios tanto veneno…

Casí a punto de ceder a las convulsiones del dolor

Pero entre pieles y costuras mal hechas

Se puede palpal la suavidad de un llanto emplumado

Que derroca a la agonía

Y te viste de letras en el aire, de caligrafía fina como hilo de pescar

Y escuchas el sonido de los graznidos de las gotas

Y destilas la tinta espesa de la amargura de la sociedad

Que nos enferma

Envenena…

Empobrece…

Esclaviza…

Y solo nos queda la sutura de nuestros pedazos rotos

Que se transforman en alimento para las criaturas desterradas de este mundo

Que radican en los sueños y parecen personajes sin vida

Que con su tacto nos reviven.

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