A estos barrios vengo
como suelo,
con el alma en cabestrillo
sobre el pecho.
Evitando las miradas.
De mí me sustento
aún sufriendo
entre lianas y ruido;
amuletos busco
de entre las palabras.
De estos copos quiero
que el invierno hiele
el ansiado suicidio
al que me aferro
por sí me fallan las bazas.
Ofrezco los restos de este muerto.
Se han caído los anillos
de mis tiesos dedos secos
que aún me narran.
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