Desesperación,
rebrote de emociones,
incertidumbre y miedo.
La pérdida y el encierro.
Recoger nuestras miserias.
Aceptarlas para transformarlas.
Convertirnos en el hombre nuevo.
I
DESESPERACIÓN
Muerte en soledad,
despedida prohibida
¡Qué impotencia!
No poder acompañar
a nuestros seres queridos
en sus últimos pasos por esta vida.
II
INCERTIDUMBRE
La mano negra limitante,
la que soltó a esos invasores desconocidos,
nos hace retroceder.
Muchos, con los sueños truncados.
Los jóvenes, los vislumbran con antifaz
en este obligado carnaval.
La distancia en los enamorados,
el beso y el abrazo anhelado
a través de la pantalla,
dura prueba a superar.
Volver a casa de los padres,
cuando hay asperezas que limar,
no es tan agradable.
Chillan las carencias de afecto,
estallan rebrotes de emociones
para llegar a necesarias reconciliaciones.
Con la atención a nuestros mayores,
en cada hogar,
cobran fuerza los valores
y toman la primera posición.
Ellos, que conocen de otras crisis.
Ellos, pilares fundamentales en este mundo loco,
muchos, sin poder salir de la residencia.
Ahora, el hijo y el nieto piensan…
III
EL ACECHO
Otra vez se pasea por mi cuarto
esa señora vestida de negro
con la mirada socarrona.
Aletea por el dormitorio a sus anchas
manteniendo mi desvelo,
mientras me arde el pecho.
Siempre al acecho,
empeñada en recordarme
que soy candidata óptima
para el viaje final.
Un hilito de calor
me entra por cada oído.
Me invade el miedo.
Algo me quiere contar.
¡No, todavía no!
¡Es pronto!
Me pillas con el pijama roto.
No puedo dejar en casa tanto dolor.
Tengo tantas cosas a medias…
Su mirada me transmite
que no le importan mis planes.
Inhalo profundamente
y llego hasta mi diafragma.
De nuevo entra la calma
y ella se disipa.
IV
ENCIERRO
En este encierro me preparo
para no ser como antes.
Me preparo para ser.
La vida nos prueba.
Ella nunca se equivoca,
quiere que seamos auténticos.
Ahora, me doy cuenta.
No podemos seguir así,
contaminando,
destruyendo bosques, ríos, mares, relaciones…
La Tierra grita,
implora quietud en el ser humano.
Fijarse en lo importante
es prioritario.
Que valoremos el beso y el abrazo;
al delfín y al leopardo;
o, a la libélula sobrevolando el patio recién regado.
En este encierro me preparo para el cambio.
Saldré de esta siendo yo.
Reforzada, auténtica.
Con mis rarezas, mis virtudes y defectos.
Preparada para los intentos,
recibiendo de todos los aciertos
y madurando con los errores.
Fluyendo.
V
PERDER Y ENCONTRARSE
Es todo una arte,
no desfallecer en medio de esta experiencia.
Encontrarle siempre gusto a la vida
en el cuarto, en el balcón, en la cocina,
detrás de la ventana o de la puerta.
Con los libros, con la música,
con la pluma que nos acerca más al arte,
al arte del reencuentro.
Aunque, a veces, encontrarse requiera de mucho perder.
VI
CONTRASTES
Todo rota,
todo está en constante movimiento.
A veces, somos sombras para quien no quiere ver la luz.
Otras, somos la luz en el mundo de alguien.
Comprender la visión de quienes nos acompañan
y muchas, muchas veces tener compasión.
Es la clave del camino.
VII
DESPERTAR
Llegó la hora.
Ahora es el momento.
Aquí estoy.
Soy siempre en mi centro, despierta.
Todo era necesario.
Todo está perfecto.
Mis miserias son tesoros.
Ahora veo con ojos nuevos.
El virus del amor vuelve
y exige quedarse para siempre.
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