LA ESTACION DEL INSOMNIO.

                    I 

Cuando cerré las puertas de mi casa,

de mi nido, de mi almohada. 

Llegó la distopía que un nadie 

sustrajo del olvido.

Y atravesó los labios, 

inundando el alma de las golondrinas

Fue un sueño malherido, 

la prisión del desamparo 

en la médula de la inocencia. Mi yo 

absorbido en sangre de rebaño 

que agota el  desafío 

y nos apacienta. 

                 II

Y ahora que las alas rebrotan, hace apenas 

un soplo que encontré mi persona

y he rescatado mi árbol 

de la estacion del insomnio.

Vigía de nuevos resortes, 

riego las nervaduras 

que el alba traerá en 

sus pinceles de luz a mi ventana

Hijos de la bienvenida, 

hechos claros que se cuelan 

tras los cristales tintados. 



SALGO A LAS CALLES.

Salgo a las calles nuevas, 

sin ser la misma.

Me  acostumbro al aire, 

ayer proscrito en los desvanes, 

que hoy me devuelve 

la respiración auténtica. 

Camino como si naciera

a un lugar rescatado 

y entre los verdes silencios

de nuevo asoma el bullicio

que absorbe mi distancia. 

Me recreo en lo valioso, 

la memoria abrazadora

de los parques:

los árboles que escribieron 

la historia con su savia

no deben ser olvidados. 

CALEIDOSCOPIO

Fuera de este caleidoscopio 

hay otra versión, 

tan increíble que auspicia

el placebo. 

Pequeñas dosis de locura

inyectadas en la pantalla, 

se convierten en el mayor germen. 

Cómo descifrar la náusea reprimida. 

El exterminio. 

La necesidad de proteger 

escamotea otra dosis de albedrío. 

Así a pequeños sorbos 

nos congelan la voluntad. 

En este caso abierto 

la norma es variable y 

la culpa intransferible. 



MUDANZA

La casa del tiempo con sus estancias 

llenas de aquello que 

tuvimos que dejar. 

Lo no elegido. 

Lo inabordable. 

Los lápices con que pintabamos 

yacen en los cajones 

que hay que vaciar.

Mudar los objetos, los zapatos. Renunciar a 

su amparo cuando ya no queda

argumento en el deshaucio. 

Cuesta desandar el rastro 

que dejamos para volver

porque temimos perdernos.

Y más aún abordar 

la ruptura de lo abandonado. 

Lo que ya no nos cabe 

porque hemos crecido.

Perder el espacio original

que otros lo hagan propio, 

saber invadidas las paredes 

por otras huellas y retratos. 



ESPACIO PROPIO . 

Tener un espacio propio, 

un lugar donde respirar

y sumergirse. 

Allí donde se siente 

tibia  la caricia de la propia luz

al asomarse. 

Y saber de la libertad 

cuando nos inquieren a escondernos.

Un jardín de experiencias

con vistas panorámicas 

inesperadas . 

Alli voy a desbuscar 

lo asiduo de la explicación, 

el propio hito. 

Y a encontrar la alegría, 

confusa y familiar

de lo inadvertido.

Repueblo mis sentidos

con la ebriedad insólita 

de crear resonancias. 

Porque mis llaves abren 

cualquier cerradura  

del umbral. 

Porque aquí tienen lugar 

los principios más 

sólidos de las obras. 



NEREIDA. 

Para no romper mis naves 

contra el acantilado,

he salido antes que la marea 

vuelva su pertinaz 

angustia sobre mi sed. 

En busca de la ilusión inexistente 

me he extraviado 

antes de percibir

que ya estaba mar adentro. 

Tal vez fui pez abisal, 

ave marina, recuerdo 

que estuve aquí 

y ahora repito para 

llegar al resultado

en otra significación. 

Me buscan mis orígenes, 

las vidas que fueron ayer, 

que son yoes errantes

como ecos incontenibles. 

Me llama Poseidon a 

ser nereida de este océano y 

guiar a los navegantes 

que persistentes regresan 

proclamando odiseas

sin saberse perdidos.  

En la cartografía de

quienes dejan huella, 

esta la soledad delineadora. 

 



POBREZA.

                  I

Hay pobreza en los hombres que vacían

y en los que se llenan de banalidad

en la mano que pide su pedazo

y en la mano desbordada.

De todo lo que nos falta en exceso

hacemos predicado con amargura.

Acaparamos nuestros bienes y males

en la hiel del sujeto.

                  II

Mendigo es el testigo que alardea

de los errores ajenos,

el que transcurre en otras vidas

y aguijonea hiriente,

porque nunca pudo gastar su tiempo

ni adentrarse en sus venas.

¡Pobres! Los pobres arrinconados

por la culpa y la vergüenza

de una ruina inventada,

alimentada y luego perseguida.

Tributo para la cobardía

que roba en los tribunales. 


Hay pobreza propia y pobreza ajena,

pero las dos nos pertenecen

y nos condenan.

               III

Cuando nada de lo que posees queda,

se enarbolan los retales raídos

de lo que alguna vez fue bandera.

Porque no hay monedas que entregar

cuando negamos lo que recibimos

y nos cobramos con dolor.

EL CAMINO.

            I

A medida que cobra intensidad la vida,

a medida que la tierra es más firme y más extensa

puedo dejar que mis pies 

descubran sus zapatos.

Me lleno de conocimiento, 

de energía

y abandono las sendas prestadas,

el hechizo aprendido 

de la lucha incesante.

Allí donde converge el rumbo,

me detengo unos 

instantes para volver a mi eje

y descubrir aquello 

que me expande y me libera.

Escucho la voz del viento, 

de la lluvia, del pájaro, de la bestia

y tomo prestada su naturaleza

que me permite desandar 

lo inexistente,

desprenderme del 

dolor que ya no cabe.

Estoy ante mi mientras camino,

creando el mundo que me espera,

desentrañando lo complejo,

el misterio que a veces me sorprende

y me situa ante un nuevo escenario.

 

               II

He buscado un puente, 

he cruzado el río,

para alejarme de las 

catenarias del ayer intransitable,

de viejos retratos 

carcomidos por la desidia.

Echo a la corriente las expresiones graves,

la realidad y su suerte fragmentada 

y le hago su duelo a 

todo lo que creí propio.

La cadencia del agua me absuelve,

polariza mi rostro, 

toma mis lágrimas,

las deja manar para 

regar los sueños agostados.

Ahora toca fluir a solas,

ir a través de la garganta

ocultando el cauce para conocer,

ese lugar que se asoma a la derrota 

 y me permite vencer mi resistencia.

Voy por un espacio intrincado, 

trepo entre los contratiempos 

buscand el espejo del plenilunio

y atisbo desde el fondo la claridad, 

la confluencia de todas mis memorias. 

 

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