Los Grimm ya no cuentan cuentos

Los Grimm ya no cuentan cuentos

Lucía Guijarro

01/09/2020

La sombra es un color como la luz pero menos brillante.

    Paul Cézanne


    “Te contaré un cuento azul.
    – dijo mirándome fijamente-, entonces no lo entendí”


    (I) Condenados con fecha de caducidad

    Está anocheciendo

    una vez más.

    Veo desaparecer las últimas líneas azules

    desde mi pequeño templo,

    una copa de vino blanco,

    fresco y afrutado y

    la música de jazz, a lo lejos,

    hacen de este instante uno

    de los mejores momentos del día.


    Ellos sobrevuelan

    nuestras conciencias

    comprobando que todos

    estamos a salvo

    y que nadie se siente solo

    a pesar del perpetuo aislamiento.

                                                         [cómo si eso importase]

    Quieren tocar

    el sentimiento de los débiles

    condenados con fecha de caducidad.


    Quieren sentir

    el amargo sabor de la pérdida,

    de la despedida irremediable.


    Quieren experimentar

    la fragilidad del pájaro que

    tras la tormenta ha caído del nido.


    Desde la última pandemia

    ya nadie quiso salir

    y el consumo de melancolía se disparó.


    De eso hace ya tantos y tantos años…


    (II) Utopías de porcelana

    Está anocheciendo

    muy rápido y

    eso no es buena señal.

    A pesar del riesgo seguiré

    rebuscando en los abismos,

    necesito saber más sobre

    “Thelma y Louise”…


    ¿Existieron de verdad?

    ¿Qué les llevó a hacer aquello?

    ¿Qué sentían al ser libres?

    Entonces aún podías elegir.

    Las lágrimas dulces

    y los besos salados

    o quizá era al revés…


    Los sonidos dorados

    tararean notas en clave de sol.

    Los milagros se fabrican

    en serie o están invitados

    en la temporada final.

    Miradas perdidas y

    palabras rotas se ahogan

    persiguiendo estrellas fugaces

    y utopías de porcelana.


    ¡Tantas emociones perdidas!,

    aunque eso son sólo sentimientos.

    Todo estaba previsto y calculado

    o eso dicen.

    Precuelas de vidas olvidadas.


    ¡Ya no existen los spoilers!

    (Spoiler: dícese de aquel texto que revela o adelanta información que se ignora sobre la trama de un programa de televisión, una película o un libro, arruinando el suspenso o la sorpresa
    final)

    De eso hace ya tantos y tantos años…


    (III) Memorias blindadas

    Empieza a atardecer

    y eso lo invade todo

    de malvas y rosados.

    Aún puedo conseguir

    aroma de lavanda.

    No se cuánto durará este privilegio.


    La última civilización,

    después de impensables

    mutaciones, letargos obligados,

    memorias blindadas,

    rostros ocultos o inventados,

    lamentos mitigados al son

    de mentiras seriadas

    y la aniquilación de cualquier

    vestigio de esperanza,

    desapareció, así sin más

    y todos los pensamientos

    quedaron confinados en

    diferentes gamas cromáticas

    y por ahí fluimos.


    Nunca se supo por qué

    nos adjudicaron una u otra,

    tampoco nadie preguntó.

    Las cicatrices cauterizadas con

    promesas de felicidad

    nos relegaron a esas

    tonalidades de las que

    no se puede huir.


    Tan sólo una fuga cromática

    hace saltar todas las alarmas.

    Las cintas correctoras,

    ávidas de control y orden,

    se despliegan por el cielo

    trazando el temible barrido,

    desde los arrabales al

    distrito con más privilegios

    hasta localizar “la anomalía”.


    En archivos legendarios

    encontré una frase que decía:

    “Piensa en verde”.

    Jamás sabré si tenía algo

    que ver con “lo de ahora”.


    Palabras sanadoras

    bajo un sol que quemaba

    cuerpos y almas les

    llevó a la extinción

    como a los dinosaurios.


    De eso hace ya tantos y tantos años…


    (IV) Blue velvet

    “She wore blue velvet

    Bluer than velvet was the night

    Softer than satin was the light

    From the stars”


    Repetía el estribillo

    de esa vieja canción.

    anticipándose al futuro,

    tan feliz en su ignorancia.


    Recordé un fragmento

    de aquel poema que

    viajó dentro de una botella:


    “Guirnaldas de colores

    cuelgan desordenadas de

    nubes que amenazan lluvia

    y los farolillos chinos,

    tímidos en un mundo que levita,

    alumbran mis solitarias noches

    e invocan gritos de placer

    perdidos en otra galaxia”


    Incapaz de imaginar

    nada de todo aquello,

    consumí dos dosis de cianina

    para rebajar tanta

    saturación y contraste.


    ¡Cuánta belleza perdida!


    Imagen Lucía Guijarro. «Thelma y Louise»

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