Te extrañé mucho (muchote) como las rayas de las palmas de mis manos.

Dejé tu amor por un tiempo, tal vez derrame un perdón,

pero eso ahora ya no incumbe porque nuevamente te tengo cerca.

Dichosa, fausta cercanía.

Lléname como antes, incluso más.

Hinche mis entrañas, poco a poco, así como rozándome.

Revienta mi voz a risas.

¡Ay! Que no respire y me ahogue hasta las estrellas.

Retuerce, anda, este corazón.

Si siento caliente las orejas, si me arrebujo en demencia, si tropiezo sobre tus colores,

¡entonces ya divúlgame lágrimas por el rostro!

Como volver a vivir, precisamente.

Mira que tu aroma me trae patas arriba, si no las necesito, ¿me imaginas unas alas?

¿Alguna vez te han tocado como yo lo hago? ¿Te han deseado tanto? Deseándolo en verdad.

Dime si otros te sostienen como yo… si se emocionan o el corazón les salta un brinco… ¿lo hacen?

Tan malditamente suave, como de seda, ¡recuerda! Te lo dije sin vergüenza, con la punta de mi nariz sobre tus líneas.

Inimaginablemente hermoso.

En todos los siempres y juntos te estaré besando, a momentos del rato,

hasta saberme cada elemento que sale de tu melodía.

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