Amante opresora.
Pérfida compañera.
Te devoraba la vida esa inmensa depresión, amigo.
Tan inmensa era que yo alcanzaba a verla.Sustancia, elemento, masa, podía palparse, tenía entidad.
Te flagelaba en el encierro de tu cuarto umbroso, mugriento, de sábanas grises, en la casa de tu madre anciana que jamás traspasaba esa puerta, ignorando ella también tu presencia.
Se maltrataban mutuamente, fornicaban mientras le reprochabas pasados miserables y sospechabas futuros vanos.
Danza de susurros maliciosos se afincaban en tus oídos, anulaban tu descanso. Tortura nocturna interminable.
Permitías que el dolor te domine, filosas y frías hojas buscaban el calor de tu cuerpo dejando bocas abiertas, mudas heridas, lamentándose en silencio.
Tuviste el valor una vez. Queriendo escapar, le hiciste frente.
Un avión te llevó a Lisboa a reencontrar un viejo amor. Fueron días de plenitud pero decidiste volver. Sentías que no merecías aplacar tu depresión en el cobijo de una mujer que te amaba y sabía decírtelo.
Y el abismo se hizo más profundo, más terrible, insondable. La vieja radio banda corta, el bandoneón, los lamentos de Goyeneche y Pichuco, todo servía para caer más hondo.
Tu tormento te ofreció un vaso de whisky una tarde y se sentó a esperar a tu lado. Notaste pronto el efecto y la ebriedad te liberó de los fantasmas por un momento. Encontraste un bastón y te aferraste demasiado a él, al poco tiempo ya bebías todo el día. Y fuiste la risa de algunos, la angustia de otros…
Hoy estás internado amigo. Te llevaron, se cansaron, arrastraron tu cuerpo destruido abandonándolo en ese lugar aciago, rodeado de almas como la tuya, enervantes.
Difícilmente puedas empezar a volar, remontar de tu agonía, superar el castigo de tu vida. La depresión duerme todas las noches en tu cama.
www.nuvelle.com.ar
OPINIONES Y COMENTARIOS