No sé, todo era tan bello,

Todo encajaba tan perfecto,

Sus intenciones eran la continuación de mis sueños

bebía de mi vino y yo de sus besos,

En noches jugábamos, como poetas borrachos en dimes y diretes,

Hasta la luna se escondía de los abrazos y los besos,

El humo de cigarrillos se escapaba de las ventanas como locomotora antigua,

Un día desperté, estaba el cenicero en la mesa de centro,

El vino en la licorera, las copas limpias,

ella se había ido.

Mi inspiración se largo con mis sueños más prometedores,

Aquí sentado la espero,

Se que volverá…

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