Capítulo Zero.
Aunque sumamente dolorido y con una jaqueca intensa, pudo, por fin, abrir los ojos, y, de a poco, levantarse.
¿Dónde estoy?
A diferencia de las certezas, la oscuridad era la que reinaba.
En el momento en que se puso de pie, hizo una revisión de inventario: se lo habían quitado todo.
La puta madre, imposible estar acá sin linterna. Este sorete nos la hizo muy bien.
De pronto, un ruido seco y, como de un objeto pesado, retumbó en la habitación. El chico pensó que moriría solamente por ese sonido… (bueno, solamente no, también estaba el pequeño detalle de que había sido secuestrado y de que no sabía dónde estaba, pero dudo que haya influido mucho). Cuando se dio cuenta de que seguía vivo y que, por un buen rato, no hubo más ruidos, decidió dirigirse hacia donde había escuchado el estruendo. Casi se tropieza con un objeto considerablemente macizo. Se agachó, tocó y se dio cuenta: parecería que le habían leído el pensamiento.
Tomó el farol, buscó a tientas el interruptor y lo encendió. La luz, si bien era potente, parpadeaba como si tuviera vida propia, como si perteneciese a un parque temático de terror.
Vio una puerta. Ya estoy jugado, ¿Qué es lo peor que me puede pasar?
La abrió. Seguía oscuro.
De repente, rompiendo el inquebrantable silencio, se escuchó como si otro objeto hubiese caído al piso pero, esta vez, uno considerablemente más pesado. También se sintió como si alguien hubiese arrancado una hoja de papel y estuviese rayándola. Cada rayón sonaba con tal fuerza que podía distinguirse la ira, la rabia… el rencor.
Es como si pudiera entenderlos, es casi como estos rayones fueran… míos.
Pparecía que estaba yendo en la dirección correcta, ya que el ruido iba en aumento.
Ah, no, eso que están rayando no es una hoja.
Sin quererlo, Jacobo se dio de frente contra una puerta. Fue golpearla y tanto el ruido como el farol se apagaron.
Es acá.
Sus ojos ya se habían acostumbrado un poco a la oscuridad, por lo que estaba empezando a percibir las paredes. Abrió lentamente la puerta, tocó la pared y empezó a caminar contra esta.
Esta vez, no fue un ruido el que lo guió, sino una fuerte y curiosa esencia.
¿Olor a quemado? Imposible, si hubiese fuego, ALGO tendría que ver.
De pronto, sintió que alguien lo empujó y cayó al suelo, por suerte, con las dos manos. Sintió pasos, seguramente del que lo empujó, seguido de una puerta cerrándose, probablemente, de esa habitación.
Ya está, me matan acá.
Siguió avanzando, aunque esta vez a gatas y, como si de un acto de un ser superior se tratase, se hizo la luz.
Justo viene a funcionar ahora esta cosa. No sé si quiero mirar.
Tomó el artefacto divino, juntó el poco coraje que le quedaba y siguió gateando.
No te puedo creer que esto sigue parpadeando… juro que, cuando encuentre a este hijo de p…
A Jacobo le dio un vuelco en el corazón, seguido de un baldazo de agua helada.
Esto es P P Pelo?*
El farol, para su desgracia, volvió a la normalidad y, aquello que esclareció, iba a hacer que Jacobo nunca más volviera a la normalidad…
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