Por buscar en las cenizas,
en el vientre de la Luna,
en los posos del calor,
en las fotos del pasado,
en la suerte de los dados,
en los restos de la tiza,
aseguran no tenerlo,
sin mirar antes sus manos.
De tanto oír hablar del cielo
quisieron volverse pájaros,
sin saber que esos vuelos
se emprenden a ras del párpado.
No saben que la sangre se esconde
en las cicatrices,
y que vive en las raíces,
no en la belleza del bosque.
Que esa misma belleza
se encuentra sin paradero,
no está en las palabras dichas
sino en las que se perdieron.
El amor es el agua
que navega por tus venas,
en tus pies está el camino
de la verdad más desnuda.
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