Vienes y vas, golondrina,
sin querer hacer el nido.
Te disfrazas cuando estás.
Me desnudo si te has ido.
Si crees que este árbol
ha llenado ya su aforo,
he decir que te equivocas.
Aquí hay aire para todos.
Si quisieras quedarte,
tengo una silla acomodada,
mil versos que regalarte
y dos manos para tu espalda.
Si quisieras quedarte,
echo a tu ausencia de mi cama,
me sacudo los martes
y hago un pacto con la almohada.
Tendrías en estos naipes
carta blanca, goma y lápiz.
Arrancaría de estos muros
tu silencio y su tapiz.
Serías señora del viento
que atraviese estos cristales.
Serías para este César
su corona de papel.
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