No hay finales
ni buenos ni malos,
solo finales,
puntos escritos.
No hay más placer
que escribirlos,
sin dolor,
con canciones.
Por acierto
o por error,
siempre queda
la esperanza.
Pilas para
el reloj.
Corazones
contra armas.
Y es que cuando el planeta arda
quedará alguna flor en el campo.
Hasta cuando lluevan llantos
habrá quien comparta un paraguas.
Habrá refugio en los árboles
que crecen en Otoño,
y más de una buena foto
saldrá de aquellos relámpagos.
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