Desde aquel Noviembre,
mi forma de ver las cosas,
se ha vuelto tan hermosa
que de tan bella, me duele.
Ya no beso las botellas,
triste, frente a la tele.
Al menos no siempre.
Hay porqué respirar, a veces.
Sé que me quiere,
y sé que solo hay dos opciones:
de la forma que no quiero
o de la forma que no debe.
Debe decidirse.
Un paisaje, dos caminos:
el que supone la muerte
o el que persigue al olvido.
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