Narración agónica.

Narración agónica.

Miguel R.

01/03/2020

La Luna se está apagando.
Muestra una sonrisa tonta.
No hay nada que la salve.
Está muriendo por horas.

Ya no hay perro que les ladre,
sólo gatos que se esconden
bajo el capó del coche
de la noche del desastre.

No queda Dios que la guarde
ni bancos para rezar,
solo un silencio en el aire
que le grita la verdad.

Cayó el castillo de naipes.
Murió el dos de corazones
atrapado en una duda.
Enterrado entre deudores.

Las nubes se están cerniendo
sobre flores inocentes.
Es cruel el destino que se concita
en su suerte.

Es triste la acera que les vio
quererse el viernes,
cuando en la escalera
no había plan de evacuación.

Hoy, el cielo, como buen súbdito,
llovió en orden de la Luna.
La nube que ahora les llueve
los empapa de amargura.

Este triste narrador,
testigo,
protagonista.
Que habla de dos,
y está solo.
Que no quiso ser realista.

Que le caducó
la fe.
Que esperó, hasta ser
cameo.
Hoy no alberga más
deseo
que otra historia que
leer.

Una historia que fue escrita
con tinta china
en la sien.
Recuerdos que no le dejan
vivir más
de viejas glorias.

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