Nací con eso susurros inentendibles,
con esas ilusiones invisibles
y hoy corro con estos pesares imprescindibles para escribir,
sin formas u horarios,
solo papeles, tinta y abecedarios.
El tiempo se desvanece sin hacer ruido alguno,
así vuelto una brisa de humo,
me transporto a otros mundos sin necesidad de correr con mis pies,
tratando de reunir las piezas de mi confuso ser.
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